Parece un tema entibiado, degastado y acostumbrados; sin embargo, las estadísticas de las muertes por accidentes en motocicletas asustan. Que en este momento del año muera un motociclista al día es para ver que está pasando; no es algo para tomar a la ligera semejante tragedia que azota a la familia salvadoreña, pues cada persona fallecida significa más de 341 hogares que pierden a su padre y a su madre, hogares que ya no serán iguales.
Deben estas líneas ser un llamado de atención tanto a los que conducen vehículo como motocicletas que la prevención es vital, que jamás una moto puede competir contra un vehículo y que no es lo mismo manejar en la zona rural que en un atestado y violento tráfico de las ciudades. Pueda ser que fallezca una persona al día debido a accidentes en motocicletas resulte quizá invisible o no nos haga revisar la gravedad de esta pandemia de accidentes, pero debemos ser y entender que la vida es cualitativa y no cuantitativa, con tan solo una persona que fallezca tenemos un hogar a la deriva, hijos sin rumbo, hogares en extrema pobreza y un padre o madre que jamás volverá a ese hogar.
Se debe buscar un método de transporte que resulte accesible a todos y por eso vemos tantísimas motocicletas en las calles, nadie quiere andar corriendo riesgos, nadie desea ser atropellado por un vehículo pero la necesidad hace que el salvadoreño salga a las calles en la lucha diaria y por otra parte tenemos un parque vehicular de infinitas dimensiones donde en cada hogar tenemos de dos a cuatro vehículos, lo que genera que las calles luzcan abarrotadas tanto de vehículos como de motos y tenemos ya la fórmula mortal.
Si no se hace algo tendremos un incremento en el número de fallecidos en percances de motocicletas y tenemos dos opciones: ¡Sanción o educación! Si se recurre a la sanción, lamentablemente cuando se nos toca el bolsillo es que entendemos de una buena vez y la otra opción, que debería ser la más acertada es la educación vial, que esos miles de motociclistas sepan el riesgo que implica manejar una moto y así, que esas frías estadísticas tiendan a la baja, a que no haya tanto luto en los hogares salvadoreños.
Poco se habla de las secuelas físicas que conlleva un accidente en moto para el que sobre vive, solo vemos la muerte como dato importante pero por leve que sea una lesión, eso trae gastos económicos, desempleo y otros a la familia. Por un lado, tenemos una alta disminución de la violencia social y por el otro lado vemos como las muertes en accidentes en motocicleta y de transito van al alza, que muera más de una persona al día solo habla de que se está gestando un desborde en la fatalidad y el buen manejo o el abuso al conducir no depende de las autoridades sino de la responsabilidad de cada motociclista que asume, de manejar a la defensiva, siempre pensando que hay hijos, un hogar esperando por ese padre o esa madre.
Ojalá que este tema no solo sea una columna leída por todos aquellos que manejan motocicletas y que se evite que tan solo una persona resulte lesionada, que cada motociclista regrese sano a su hogar, pero también que deje de ser un factor de riesgo para transeúntes y conductores que no haya más luto y dolor en los hogares salvadoreños que de sobra, han sufrido tantísimos tipos de violencia.
Médico.