Historias que importan, gracias a lectores como tú

El periodismo que hacemos requiere tiempo, esfuerzo y pasión. Cada reportaje es para mantener informado y contar historias que marcan la diferencia

Sucríbete y obtén acceso a contenido exclusivo

  
Suscribirme
EPAPER Donald Trump|Miss Universo|Diáspora salvadoreña|Pensiones|Torneo Apertura 2024

Carta al alcalde de Yoloaiquín: Usted y el sultán

Usted tendría que haber dicho en este video: “Yo tengo 40 trabajadores municipales, a los cuales no he podido pagar sus salarios los últimos tres meses. El gobierno nos tiene asfixiados, sin dinero, sin autonomía, sin dignidad. Tal vez la tasa que cobramos no era del todo legal, ¿pero cómo voy a mantener funcionando mi alcaldía? Y además: Yo no obedezco órdenes del gobierno”.

Por Paolo Luers
Periodista

Alcalde Antonio Fuentes:

El sultán emitió una amenaza a los alcaldes de su país: “Los alcaldes que no retiren este cobro ilegal y no emitan una disculpa pública en la próxima hora, serán arrestados por extorsión”. Este tuit lo publicó el 3 de febrero, a las 3:58 p.m.


Una hora y seis minutos después, a las 5:01 p.m, salió publicado en los medios oficiales del sultanato un video, grabado en su oficina en la alcaldía de Yoloaiquín, que va a entrar en la antología de la vergüenza de este país. Así como el sultán le había ordenado, usted pidió disculpas por haber efectuado un cobro declarado ilegal por el sultán. Detrás de su escritorio estaba colgado el calendario oficial con la foto del sultán. Pero lo más impresionante era su cara de ahuevado. Y todos entendimos que lo que le daba vergüenza fue el hecho de que se había dejado torcer el brazo y dejarse exhibir en público doblegándose ante el sultán.
Tal vez le puedo aliviar un poco la vergüenza, señor alcalde: Usted no fue el primer alcalde que se auto-flageló públicamente. Minutos antes de usted, salió en Twitter Will Salgado chuloneándose ante la nación, diciendo: “Las órdenes se cumplen, señor presidente. Se hará inmediatamente lo que usted ordene”. Y este es el alcalde más famoso y teóricamente más poderoso, el de San Miguel, inclinándose y arrastrándose ante el sultán, jurándole obediencia ciega. Poco después le siguieron el ejemplo otras dos alcaldías de cabeceras departamentales, la de Ahuachapán y la de Sensuntepeque, que igualmente habían cobrado la misma tasa municipal.


Como alcalde usted es un gobernante municipal electo por el pueblo. Como tal, no tiene que obedecer más que a su población y la ley. No al gobierno central ni al sultán. Pero como éste controla a los fiscales y los jueces, de hecho puede decretar qué es legal y qué es ilegal, y puede mandar a amenazar, extorsionar o incluso encarcelar a cualquiera, incluso a funcionarios constitucionalmente autónomos como los alcaldes. Usted sabe todo esto, y por eso obedeció, se tragó el sapo, revocó la ordenanza que estableció la tasa –y pidió disculpas.

Yo conozco a la gente de Morazán, son orgullosos, tercos y beligerantes. Estuve con ellos durante la guerra. Le vi en la cara a usted que en el fondo hubiera querido pedir disculpas a su pueblo por otras cosas: por haberse dejado enrollar en Nuevas Ideas; por no haber peleado por los fondos estatales, que por ley corresponden a las alcaldías y que el sultán les quitó; y por haber permitido que su alcaldía cayera en la pobreza.


Usted tendría que haber dicho en este video: “Yo tengo 40 trabajadores municipales, a los cuales no he podido pagar sus salarios los últimos tres meses. El gobierno nos tiene asfixiados, sin dinero, sin autonomía, sin dignidad. Tal vez la tasa que cobramos no era del todo legal, ¿pero cómo voy a mantener funcionando mi alcaldía? Y además: Yo no obedezco órdenes del gobierno”.

Imagínese el aplauso y apoyo que usted hubiera ganado en su pueblo y en todo Morazán. Pero claro, se acabaron los tiempos que cualquier ciudadano, concejal o alcalde podía enfrentar al gobierno para defender su dignidad. A cualquier gobernante antes del sultanato cualquier alcalde lo hubiera mandado al carajo, sobre todo en Oriente, tierra siempre rebelde.


Yo no soy quien pueda decidir si es legal o ilegal la tasa que algunas alcaldías cobran (o cobraban) a los camiones que entraban a sus municipios para descargar mercadería. Esto solo lo puede decidir un juez. Pero estos tiempos, en los cuales los conflictos se resolvieron ante una justicia independiente, también se acabaron. Así que usted tal vez no tuvo la opción de no obedecer.

Lo minimo que esperamos de usted es que abandone al partido del sultán y trabaje para que Yoloaiquín tenga en el 2024 un gobierno municipal digno.

Saludos

Paolo Lüers

KEYWORDS

Alcaldías Opinión Regimen De Excepción Segregación De Municipios

Patrocinado por Taboola

Inicio de sesión

Inicia sesión con tus redes sociales o ingresa tu correo electrónico.

Iniciar sesión

Hola,

Bienvenido a elsalvador.com, nos alegra que estés de nuevo vistándonos

Utilizamos cookies para asegurarte la mejor experiencia
Cookies y política de privacidad