Hay tradiciones tan fuertes que ni siquiera un hombre como Trump puede desechar. Una es que cuando un presidente es juramentado, lo acompañan como testigos todos los expresidentes vivos, incluyendo el presidente saliente. Trump se negó a participar en la inauguración de Joe Biden en 2021, ya que no reconoció su triunfo electoral. Sin embargo, este año Trump invitó a los cuatro expresidentes Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y Joe Biden. Aceptaron. Hasta Hillary Clinton y Kamala Harris, quienes se midieron con Trump en elecciones muy contestadas, van a participar.
Otra tradición sí se va a romper el 20 de enero: Nunca se ha invitado a jefes de Estado a la inauguración. Trump insistió en rodearse con una selección muy particular de presidentes: Javier Milei, de Argentina; Nayib Bukele, de El Salvador; Giorgia Meloni, de Italia. Las estrellas en el firmamento de la nueva moda autoritaria. También invitó a Víctor Orban, presidente derechista de Hungría; a Xi Jinping, dictador de China. Ambos dijeron que no podían participar, pero mandarán a sus cancilleres. Tampoco podrá viajar a Washington el expresidente Bolsonaro de Brasil, ya que tiene restringida la salida del país por un juicio pendiente. Pero habrá otros participantes de la mini-cumbre de ultraderecha que se armará: Trump invitó a los líderes de varios de partidos de ultraderecha, de Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Alemania y Polonia, pero a ningún jefe de Estado de la Unión Europea, excepto Giorgia Meloni, y tampoco a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Todo esto, igual que el tipo de personajes que van a representar el sector privado de Estados Unidos, los nuevos oligarcas, dará a la inauguración un marcado carácter ideológico y no institucional –a pesar de la presencia de los expresidentes. Ellos van a tener que tragarse cualquier cantidad de sapos este día...
Nuestro “philospher King” Bukele se sentirá como en casa en esta cumbre de autócratas: Trump, Milei, Meloni y Bukele. Su lugar en la cima. Nadie ahí le va a hacer preguntas incómodas sobre el régimen de excepción, el logro de haber convertido El Salvador en el país con el porcentaje más alto de privados de libertad del mundo; tampoco sobre la minería, la falta de transparencia y la corrupción. Será como un juego en casa.
Nuestro país y sus medios se verán inundados de fotos y video de Bukele a la par de sus padrinos. Habrá que aguantarlo...
Pasamos días en incertidumbre, porque leí varios artículos en los medios estadounidenses que daban a conocer los nombres de los ilustres invitados de Trump – y en ninguno apareció Bukele. ¿Será que todavía Trump mantiene su acusación hecha en varios eventos de su campaña de que Bukele estaba vaciando sus cárceles de los criminales más violentos, despachándolos a Estados Unidos –y que esta era la receta detrás de su ‘milagro de seguridad’.
Pero hoy salió en el periódico US News un artículo titulado “Bucking Tradition, Trump Invited These Far-Right Leaders to the Inauguration” (Rompiendo con la tradición, Trump invitó a líderes de la ultra-derecha a su inauguración), que pone las cosas claras y a Bukele en el lugar que le corresponde. Es invitado a la cumbre selecta de la extrema derecha.
Sólo falta un detalle, que ya me tiene angustiado: ¿Qué tipo de uniforme de fantasía se pondrá nuestro líder para la ocasión? ¿Más cercano a Star Wars o una nueva mezcla de Gadafi y Simón Bolívar?
Lo veremos en televisión pronto.
Saludos,
Paolo Lüers