En nuestro país lo que es normal, como reaccionar ante una injusticia, se convierte en noticia viral y controversial. Así de fatal estamos.
Vos, una chica de unos 15 años, en uniforme colegial y con tu bolsa de compras en a mano, te topas con una escena que ahora es cotidiana en el centro de San Salvador: agentes del CAM de Mario Durán arrebatan a un sorbetero su carretón, lo cargan a un camión y se lo llevan. Vos hacés lo que debería ser lo más normal del mundo: sacaste tu celular y grabaste la salida del camión con el carretón custodiado por agentes armados. En un video, que de esta escena graba otro transeúnte, se te escucha gritar detrás del camión: “¡Están grabados!”. Una reacción espontánea de querer registrar una injusticia. Una reacción de responsabilidad ciudadana...
El transeúnte anónimo, que también ha sacado su celular, graba todo. Y ahora te parás, guardás tu celular, te volteás a la cámara y hacés algo que pronto te convertirá en personaje viral en las redes sociales, aunque también debería ser una cosa muy normal: ante la cámara (y a través de ella ante el país entero) expresás públicamente tu opinión, tu indignación. Criticás el abuso de autoridad que has presenciado, resaltando que se ha cometido una injusticia. Luego, una señora de tercera edad expresa su rabia sobre la manera arrogante en que los agentes del CAM la habían apartado e insultado.
¿Por qué se convierte en noticia viral y causa de una encendida controversia una cosa tan normal como una joven y una anciana criticando un abuso de autoridad que presenciaron? Esta es la pregunta que nos tenemos que hacer. Debería ser normal, pero está causando un escándalo. ¿Por qué? Porque en nuestro país ya no es normal que la gente proteste públicamente. En el video se ve que ni el sorbetero protesta cuando le despojan de su medio de ganarse la vida. Ya no es normal que los jóvenes sean rebeldes, empáticos y no indiferentes y que reaccionen ante injusticias. Es lo peor que uno puede decir de un país. País de silencio. País de miedo. País de resignación. País apagado.
El video se hace viral el Youtube, luego emigra a TikTok, Facebook y Twitter. Alguien ha roto el silencio. Unos te aplauden, te convierten en heroína. Pero sos solamente una muchacha normal y corriente con sentido de justicia y con coraje. Coraje civil se llama esto en países democráticos. ¿Cómo es posible que una reacción tan normal te convierta en heroína? ¿Qué dice esto de nuestra sociedad?
Como pasa siempre en las redes sociales, sobre todo cuando alguien se atreve a expresar su crítica sin pelos en la lengua, te caen encima insultos, burlas, amenazas. Todo un shit storm, orquestado por las granjas de troles y difamadores. Hay quienes exigen al colegio, cuyo uniforme luciste cuando criticaste a la santa autoridad, que te expulsen por haber deshonrado la institución. Otros patanes cibernéticos te mientan la madre. Otros te dicen que necesitás que algún macho se encargue de domarte. Otros dicen que todo fue organizado, que les pusieron una emboscada a los pobres agentes del CAM. Cualquier basura. La reacción viciosa de los guardianes del silencio. Otra muestra que ya no se considera normal, sino más bien pecado, que gente común y corriente exprese sus opiniones libremente.
Ni los que te celebran ni los que te atacan te hacen justicia. Vos no quisiste ser ni heroína para los opositores, como muchos te han celebrado, ni iniciar una insurrección, como te acusan los defensores del nuevo orden, en el cual ya no caben desórdenes como carretones de sorbetes y colegiales precoces e insolentes. Vos solo no quisiste callarte ante un abuso de autoridad frente a tus ojos.
Todos deberíamos reaccionar así, normal, sin miedo, sin medias tintas.
Saludos,
Paolo Lüers