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Carta a quienes deberían detener los abusos masivos de poder

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Por Paolo Luers
Periodista

“Sólo sabemos ke se los llevaron para izalco, por favor, se lo suplico ayudenme.”

Alguien, alguna institución de justicia, algún poder político, debería detener la locura de las redadas indiscriminadas, las detenciones arbitrarias, los abusos policiales y militares.

¿Pero, quién? No queda institución en nuestro Estado que puede velar por los derechos de las docenas de jóvenes detenidos sin otra causa que las cuotas de capturas que el presidente ha impuesto a la PNC y la Fuerza Armada.

La fiscalía debería ser un filtro para no dejar pasar detenciones arbitrarias, pero es cómplice obediente del presidente en su guerra declarada. La Corte Suprema, igual. Los jueces, bajo amenaza de depuración, firman cualquier orden de detención ‘preventiva’.

La Procuraduría General, aunque quisiera, no tiene capacidad de asumir la defensa de 800 detenidos diarios. La Procuraduría de DDHH, plegada al gobierno...

Así que la denuncia pública en las redes y los centros de asistencia legal de organizaciones como Cristosal y Fespad son los únicos instrumentos que quedan a las familias de los detenidos. Diariamente leemos a ciudadanos pidiendo ayuda incluso al mismo presidente, quien es el culpable del abuso masivo de autoridad.

Aprovecho esta carta para dar a conocer un caso, en el cual la familia me pidió ayuda. Lo publico, porque es sintomático para una infinidad de otros casos. El ciudadano, que pidió reserva de su identidad, me escribió el siguiente mensaje, que reproduzco literalmente:

”Don Paolo necesito su ayuda, mi hermano estaba sentado afuera platicando con un amigo, paso la pnc de nueva concepción. los registraron consultaron al sistema y como no deben nada los dejaron ir. a los tres minutos pasaron los soldados y los volvieron a arrestrar. vieron a mi otro hermano adentro, lo llamaron y lo registraron y nada, y después dijeron ke se los van a llevar por agrupasiones ilícitas. ellos no tienen vicios ni nada. nunca an estado presos, no tienen tatuajes. ellos el único vicio es jugar fútbol. los soldados como son de otra parte no conocen a la gente. para ellos todos son de delincuentes. mi papá tiene 74 años, no come no duerme de tristeza se esta muriendo. no tienen vínculos con maras. se lo suplico investigue por favor. no es justo ke paguen justos por pecadores. no sabemos nada de ellos desde el 30. sólo sabemos ke se los llevaron para izalco, por favor, se lo suplico ayudenme. No publique mi nombre, por ke podemos podemos tener epresalias del gobierno.”

Así me escribió el ciudadano, pidiéndome ayuda. Por la forma de escribir, es un hombre humilde, como todos los familiares que han denunciado capturas arbitrarias. Lo que tiene el presidente es una guerra contra los pobres, en particular contra los jóvenes en las comunidades pobres.

Y yo, ¿cómo le puedo ayudar? Lo único que puedo hacer es hacer público el caso. No es el primero y no será el último, pero no podemos cansarnos de hablar de los abusos.

Bueno, hay otra cosa que podemos -y debemos- hacer, una ruta que ya sabemos que es la única que podrá parar estos abusos de un presidente enloquecido por el poder total. ¿Cuál es la ruta? Ya lo sabemos todos.

Como no hay instituciones que cumplen con su deber de proteger las garantías constitucionales y los derechos humanos, la defensa la tenemos que asumir los ciudadanos.

Saludos, Paolo Luers

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