Sos alcalde actual de la capital y quieres gobernar el nuevo megamunicipio San Salvador Centro, que absorbe los antiguos municipios de San Salvador, Mejicanos, Ayutuxtepeque, Cuscatancingo y Ciudad Delgado. No sos apto para este cargo. Dejo que los votantes juzguen tu desempeño como administrador de la capital. Yo juzgo tu calidad moral, o como lo llaman en la Constitución: tu “notoria honradez”, que es requisito para ser funcionario público. Y la conclusión es que no cumples este requisito moral.
Irónicamente, lo sabe hasta el logaritmo de Facebook. Precisamente el día de hoy, faltando tres días para la elección de alcaldes, me aparece en “los recuerdos de facebook” aquella foto tuya del 21 de diciembre del 2015, tomada por un investigador de la PNC en el Pizza Hut de Multiplaza. Vos en aquel entonces eras concejal en la alcaldía capitalina de Nayib Bukele. En la misma foto se ve sentado a otro funcionario de la alcaldía: Carlos Marroquín, encargado de la oficina municipal de “Reconstrucción del Tejido Social”. Detrás de este título bombástico se escondió la verdadera misión de este funcionario: Era el encargado del alcalde Bukele de negociaciones con las pandillas. Ya había negociado exitosamente que las pandillas apoyaran a Bukele en la elección de alcalde celebrada el 1 de marzo 2015. Luego iba a hacer algo parecido para el candidato Bukele en la elección presidencial del 3 de febrero 2019.
Regresemos a este día 21 de diciembre 2015, cuando unos investigadores de la PNC dieron seguimiento a Ernesto Zedillos Rodríguez, un cabecilla de la MS conocido como El Renuente, y terminaron tomando esta foto histórica, que todavía anda circulando en Facebook. Para sorpresa de los policías, El Renuente los llevó a la pizzería, donde se reunió con dos altos funcionarios de la alcaldía capitalina, vos y Marroquín. También sale en la foto otro palabrero de la MS: el Chele de Iberia. Los detalles de esta historia están documentados en un reportaje de El Faro de julio 2020. Siempre has negado que fuiste parte de estas negociaciones con la pandillas, que han ayudado a Nayib Bukele a ganar en las eleccciones del 2015 y del 2019 – y que han desembocado en pactos de gobernabilidad con las pandillas, primero en la alcaldía capitalina, luego en el gobierno de la República.
Para dejarlo claro: Tu pecado no fue haberte sentado a dialogar con líderes de las pandillas para ver como se podía reducir la horrible ola de violencia del 2015. Tu pecado es la manera clandestina como manejaste estos diálogos. Claro, una vez que estos diálogos llevaron a pactos electorales, resultaron inconfesables. Tus propagandistas van a decir: Miren quien habla, este Paolo también se ha sentado con pandilleros para dialogar. Correcto. Pero hay tres diferencias muy sustanciales. Primero: Yo nunca mantuve en secreto el diálogo con las pandillas, en el cual participé, lo hice público en docenas de artículos y entrevistas.
Segundo: Yo nunca negocié con las pandillas por encargo de un gobierno, sea municipal o de la República, sino como como parte de una mediación independiente, avalada por la Iglesia Católica y la OEA, la Organización de Estados Americanos. Tercero: A diferencia de ustedes -Nayib Bukele, Carlos Marroquín y vos- nunca negocié con las pandillas pactos electorales. Por lo contrario: Hice todo lo posible para convencerlos que no negociaran con ningún partido y dejaran a la gente votar libremente, sin ninguna presión o intimidación por parte de ellos. Y cuando para las elecciones
presidenciales del 2014 no logré evitar que hicieran un pacto electoral con el FMLN y a la par trataran de cobrar también a ARENA, ahí llegó a su fin mi papel de mediador.
No criticaré a nadie por haber buscado un diálogo honesto para reducir la violencia y para promover la inclusión social. Pero siempre me he opuesto a que partidos o gobiernos hagan pactos electorales o de gobernabilidad con criminales. Es por esto que considero que no sos moralmente apto para gobernar la capital. No es un
impedimento legal, sino moral. No te culpo de ningún delito, sino de hipocresía.
Sin más que agregar, Paolo Luers