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Carta a los periodistas: Un publi-reportaje de Mariona

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Por Paolo Luers
Periodista

Colegas: 

Los periodistas solemos introducir nuestras notas con una frase que indica de qué se trata - y para captar la atención del lector: el famoso lead, en español la entradilla. Cuando detecté en El Diario de Hoy -“mi” periódico, porque ahí escribo- el siguiente lead, se me pararon los pelos: 

“En una visita guiada, el gobierno permitió a periodistas de agencias ingresar a dos prisiones, en contraste con las denuncias de defensores de derechos humanos que señalan abusos.”

Es la introducción de una nota de la agencia EFE, publicada en EDH con el título: “Reinsertarse a la sociedad, una mirada al interior de dos prisiones de El Salvador.”

Momento, ¿qué diablos significa “en contraste” en este contexto? Lo que parecía a primera vista como un problema de mala redacción, resulta un problema mucho más de fondo: problema de criterio editorial; problema incluso de ética periodística. Disculpen que sea tan duro, pero es necesario llamar las cosas por su nombre.

¿Me están queriendo decir que una “visita guiada”, organizada por el gobierno, en dos cárceles “contrastó”, quiere decir relativizó o incluso desvalidó las decenas de denuncias que se han hecho sobre violaciones a los Derechos Humanos cometidos en los penales salvadoreños? ¿En serio? ¿Qué dirán de esto los que han sido víctimas de tortura en Mariona y cuyos testimonios hemos publicado en el Diario?

Por lo menos esta introducción dejó claro de antemano con qué intención el gobierno invitó a este tour guiado. Querían contrarrestar las denuncias, reparar el daño hecho, y dejar claro que los penales no son escenarios de tortura sistemática.

Surge, entonces, una pregunta inquietante: Si la intención del gobierno era tan clara, ¿por qué un periódico profesional y además sensible a los casos de violación de los derechos ciudadanos publicó esta crónica de un tour guiado? ¿Por qué no la contrastó con los innumerables noticias sobre detenciones arbitrarias, maltratos, tortura y hasta muertes violentas en los penales, que han salido en sus propias páginas? ¿Por qué no hizo una nota cuyo tema sería el intento del gobierno de manipular la opinión pública?

Las visitas guiadas de por sí son sospechosas. Si además una de las reglas impuestas por las autoridades era que ningún periodista podía hablar con los presos que les fueron exhibidos, ¿qué credibilidad puede tener el resultado?

Los medios -y nosotros, como periodistas- tenemos que tener muy claro que en un tour guiado se va a ver lo que las autoridades quieren que se vea. Y que no se verá lo que quieren esconder. Es la característica de una visita guiada. Cuando llegué como corresponsal a El Salvador en 1981, participé en este tipo de visitas guiadas, tanto a una cárcel como también a teatros de la guerra. Guiadas por los militares. Escribí las crónicas, pero el tema era cómo el Alto Mando militar quería manipular a la prensa. Simplemente contar lo que las autoridades nos cuentan y exhiben, no es una opción válida. 

Los reporteros que acompañan a unidades militares, en el conflicto que sea, para que vean que no se cometen crímenes de guerra, tienen que estar conscientes que la única razón por la cual los invitan es que hay crímenes de guerra. Esto es igual en el caso de los penales, en un país, donde está seriamente cuestionada la política carcelaria. Si no hubiera habido tortura en Mariona y si esto no hubiera sido denunciado por testigos, jamás el gobierno hubiera llevado a cabo su tour guiado por los penales. Quienes participan en un tour de este tipo, pero también el medio que piensa publicar la historia, tiene que tener claro que los quieren manipular – y actuar en consecuencia. La manipulación tiene que ser el tema central de la crónica. Hay que hablar de lo que no se ve, no sólo de lo que decidieron mostrarnos. 

Lo que los periodistas vieron en Mariona: talleres de formación vocacional, clases de bachillerato, clínicas, misas, obras de arte producidas por internos. Custodios amables y reos felices. Lo que no vieron: los presos en detención bajo el régimen de excepción; las celdas de castigo; las celdas donde pasan las torturas; las bodegas llenas de alimentos y ropas que mandan las familias, pero no son entregados a los reos. En la crónica se mencionan los números de sobrepoblación en Mariona (29 mil reos en un penal construido para 5 mil), pero no se describe lo que significa el hacinamiento para los internos. 

El tour guiado tuvo un momento cómico, yo diría grotesco: En algún momento los reporteros se cruzaron con el reo más famoso de Mariona: el ex presidente Tony Saca en persona, vestido de camiseta blanca, al parecer parte de un equipo de trabajo. ¡Hasta don Tony está en el programa de reeducación mediante el trabajo! Le tomaron fotos. No vaya ser que alguien dé crédito a los rumores que el hombre ya no está realmente preso, que sólo llega de vez en cuando al penal para que lo vean. Bueno, por suerte lo vieron los periodistas. En un pie de foto se menciona que no pudieron hablar con él, porque era prohibido hablar con los reos. Pero en la nota esta absurda prohibición no es tema. Bueno, no tan absurda para el gobierno, pero sí para el periodismo. 

Espero que, luego de esta experiencia, este tipo de publi-reportajes solo salgan publicadas en el periódico de Casa Presidencial. 

Saludos, Paolo Luers

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