Estimada niña Offe:
La última vez que la visité, usted estaba furiosa, echando fuego e insultos. El blanco de los agravios: el señor presidente y su caravana. “Este cer... pasa aquí todos los días con sus 18 camionetas de lujo, ida y vuelta. Algunos días 4 veces. Paran el tráfico para este hijo de su madre...” Mientras tomamos café, hicimos números de cuánto nos costaba la “caravana del jeque”, como usted la llamaba. Llegamos a la conclusión que nos costaba “mínimo un millón, si no dos”.
Bueno, niña Offe, le tengo noticias: Ahora el hombre tiene su propio helicóptero. Nuevecito, hecho a la medida. Un Leonardo AW109 SP Grand New, dos motores, 7 pasajeros. Se lo acaban de mandar desde Italia. Y adivine, niña Ofelia: Él mismo, lleno de orgullo, publicó en Twitter un video de él admirando su nuevo juguete. Que nadie piense que le da pena...
Más que un juguete, es un símbolo más de poder. Como ya es cafetalero y terrateniente, cultivando café donde nació el imperio de los Regalados, necesitaba un helicóptero presidencial. No sólo para llegar a la finca o a la lujosa mansión presidencial que mandó a construir en el Lago de Coatepeque. ¡No, es una cuestión de clase, de prestigio!
Ya me imagino a usted respondiéndome: “Prestigio, ¿cuál prestigio? ¿Cuál clase? ¡Este es un ... (no puedo reproducir este improperio)!”
Pero entienda usted: El hombre ya no podía andar volando en las chatarras militares. Tampoco podía cada rato pedirles prestado un helicóptero a sus cheros empresarios. Ya comenzaron a burlarse de él. Además, él diría: “¡¿Y qué?! Todos los jefes de gobierno tienen su helicóptero personal.”
Lo que sería una mentira, porque el primer ministro del Reino Unido acaba de deshacer el contrato que tenían sus antecesores con un servicio de helicópteros de lujo VIP para los viajes de ellos y sus ministros – y el gobierno pagaba 40 millones de Libras Esterlinas (unos $50 millones) al año. El nuevo primer ministro, el laborista Keir Starmer, dice que el helicóptero personal de los jefes de gobierno era una muestra de “los 14 años de decadencia” del gobierno británico.
El jefe del gobierno alemán, como todos sus antecesores, tiene que pedir un helicóptero a la Fuerza Aérea si necesita movilizarse. Hace uso de este servicio sólo para viajes oficiales y cuando sea justificado. Igual Pedro Sánchez, el presidente del gobierno de España. Recientemente fue duramente criticado por haber usado el helicóptero para ir a un concierto.
Pero claro, ninguno de estos jefes de gobierno se puede comparar con el nuestro, entiéndalo, niña Ofelia. Ninguno tiene el 80% de aprobación popular, y ninguno tiene la libertad de violar hasta la Constitución...
Le cuento que yo tengo un problema histórico con los helicópteros. Durante la guerra, estos monstruos me trataron de matar tirándome metralla y cohetes. Para más joder, donde vivo ahora, varias veces al día sobrevuela algún hijo de su madre mi casa con su maldito helicóptero. Vuela muy bajo, y la bulla asusta a cualquiera. A saber a cuántos cristianos les tocará este fastidio, cada vez que les pasará encima el helicóptero presidencial. Seguramente andará escoltado por otro de corte militar. La caravana aérea...
¿Ya la caravana de camionetas todavía pasa por su vecindario? ¡Siga maldiciéndola como solo usted sabe hacerlo!
Espero que esté bien, niña Offe, a pesar de todo. O, como dice un amigo, dentro de lo que quepa en este país.
Saludos, Paolo Lüers
Posdata: Por razones obvias, tuve que cambiar su nombre. Pero usted inmediatamente se dará cuenta con quién estoy hablando. Déjeme agregar algo: Gracias por el tip que me dio, cuando estaba tratando de averiguar la ubicación de la finca de Bukele. Nadie quería hablar claro, ni los cafetaleros. Sólo pude escribir la historia, por que usted me presentó al señor que trabaja con uno de los implicados en la venta de las dos fincas. Gracias.