Estimado amigo:
Entiendo tu desesperación. Fuiste al banco y te dijeron que no te van a aprobar la hipoteca para tu nueva casa. La razón: Tienes todavía dos préstamos pendientes, uno para tu carro y otro que sacaste para facturas pendientes que no pudiste pagar de tu salario. En el banco te dijeron que si no tuvieras estos préstamos pendientes, con gusto de darían el pisto para tu casa.
Tuviste que explicar a tu esposa que no podrán comprar la nueva casa que le prometiste. Ella furiosa. Hasta mentiroso te dijo, que la engañaste con promesas falsas. Vos, para calmarla, dijiste que no se preocupe, que ya lo ibas a arreglar de otra manera. En tu desesperación, cometiste un grave error. Un error a lo mejor irreparable. Yo te lo advertí, pero no hiciste caso. Tu hermano te lo advirtió, pero lo mandaste al carajo. Fuiste a un prestamista de mala muerte a pedir el dinero que necesitabas para cancelar tus dos préstamos en el banco y luego sacar ahí la hipoteca para la casa. Dundo como sos, llegaste a mi casa para contarme con todo orgullo que resolviste el problema. El prestamista te dio el pisto, cancelaste antes del tiempo y de un solo los dos préstamos en el banco y te aprobaron tu hipoteca. Gran victoria. La mujer contenta.
Lo que no me mencionaste -ni a tu esposa- es el pequeño detalle que al prestamista lo tenés que pagar lo doble de interés que pagaste al banco. Nunca vas a poder pagar las cuotas mensuales del prestamista y al mismo tiempo la de la hipoteca. Felicidades, lograste poner contenta a tu mujer, hiciste una gran fiesta, en la cual contaste a tus amigos que jodiste al pinche banco. Quiero ver la goma cuando el banco te va a embargar la casa y al mismo tiempo el prestamista te va a quitar tu carro y el de tu esposa.
Esta historia es inventada. Pero lo que no es inventado es que nuestro presidente hizo exactamente lo mismo, solo que con cientos de millones de dólares.
Para mejorar su mal record en el mercado internacional de dinero, donde ven con preocupación la falta de voluntad del gobierno de tomar medidas para mejorar su situación fiscal, el presidente tomó una decisión, según él audaz: Anunció al mundo que iba a comprar de un solo todos los bonos emitidos por El Salvador, incluyendo los que vencen hasta el 2027 o el 2029. Les voy a mostrar a estos escépticos en las agencias de riesgo que El Salvador es solvente, dijo. A sus ciudadanos dijo: No se preocupen, vamos bien, ahora hasta el FMI, el Fondo Monetario Internacional, nos va a dar dinero…
Para hacer esta operación, emitió unos nuevos bonos para pagar los viejos. Pero no mencionó que para los viejos bonos estábamos pagando 6% de interés, y para los nuevos bonos nos van a cobrar lo doble, el 12%. A partir de ahora, cada año pagaríamos, solo en intereses, casi 100 millones de dólares.
Con esto, nuestro presidente audaz tal vez puede calmar -y seguir engañando- a la gente en El Salvador, que poco entiende de las finanzas internacionales. Pero no al Fondo Monetario, que monitorea con gran desconfianza estos malabares financieras. Tampoco a las agencias que calculan el riesgo fiscal de todos los países y que tienen a El Salvador en categoría de alto riesgo, lo que enciende luces de alarma en el mercado de dinero. Tampoco pudo engañar a los economistas de Bloomberg o el Financial Times.
Ellos señalaron de “absurdos” los riesgos que El Salvador está tomando con estos bonos: Bukele suscribió condiciones que lo van a ahorcar pronto. Si no logra que las agencias le mejoren las evaluaciones de riesgo y si el FMI no le concede el préstamos de 1,300 millones de dólares, los pagos anuales de intereses aumentarán a 130 millones cada año. Una especie de multa por el elevado riesgo. Definitivamente impagable. El FMI va a cerrar la puerta y las agencias de riesgo van a mandar alarmas al mundo financiero…
Quien piensa que puede engañar a su banco, o en el caso de los gobiernos, al FMI y todo el mercado financiero global, se va a dar en la trompa. Sólo un presidente que toma sus decisiones con criterio de publicista cae en estas trampas.
Saludos, Paolo Luers