Señores presidentes:
La crisis venezolana no está resuelta. El opositor Edmundo González ganó las elecciones y Maduro se niega a entregar el poder. La gente está movilizada y lista para a actuar – pero igual el aparato policial y paramilitar chavista.
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En esta situación peligrosa de un volátil empate, varios gobiernos latinoamericanos están asumiendo un rol de buscar una solución negociada. Son gobiernos de izquierda (México, Colombia, Brasil), que tienen canales de comunicación con el chavismo. No sólo son los más indicados para mediar, tienen el deber de hacerlo para mantener su credibilidad como izquierda.
Ninguno de ustedes, los protagonistas de esta iniciativa, ha explicado qué tipo de negociación tienen en mente. ¿Qué tipo de solución puede existir? Solo hay dos: La que respeta la voluntad expresada con abrumadora mayoría por los venezolanos en la elección del 28 de agosto, que implica que Maduro y el PSUV entreguen el poder. La otra solución sería desconocer los resultados electorales y mantener en el gobierno al chavismo, con o sin Maduro. Dado que 70% de la población apoya activamente la transición a la democracia, esta segunda solución sólo se podrá imponer con una represión sin antecedentes – el baño de sangre anunciado por Maduro.
No existe una tercera solución. O será dictadura o será democracia. Ojala que lo tengan claro, señores Petro, Lula y AMLO…
Entonces, ¿qué queda por negociar en este esfuerzo de la izquierda latinoamericana? Sólo las modalidades de la transición. Garantías que la transición será pacífica. Que durante la transición el gobierno saliente no atente contra sus sucesores. Que al final los sucesores no tomen venganza contra los salientes. Que el chavismo tenga derecho de constituirse como fuerza opositora. Que se desarticulen las organizaciones paramilitares. Que se reforme el aparato de seguridad. Que los militares se abstengan de intervenir en la política. Que los cubanos se retiren, pero que tengan garantías -por parte del nuevo gobierno como de la comunidad internacional- de que no se interrumpa su abastecimiento de petróleo. Que China y Rusia tengan garantías que no pierdan sus inversiones y préstamos en Venezuela.
Hay mucho que negociar. Lo que no puede ser sujeto de negociación es el hecho que Maduro perdió las elecciones y que tiene que entregar el poder. Todo el poder.
Si ustedes, presidentes de la izquierda latinoamericana, negocian en este sentido, o sea con responsabilidad, tendrán el apoyo de los demás gobiernos, sobre todo el de Biden, que es esencial, por el tema de las sanciones y de las garantías internacionales a Cuba, China y Rusia. Será la única manera legítima de intervenir en Venezuela.
Pero si su negociación va por otro lado, buscando inventar una tercera solución, en la cual tal vez no Nicolás Maduro, pero sí el chavismo mantenga parte del poder, sobre todo el poder armado en Venezuela, ustedes serán cómplices del crimen de mantener con vida, en contra de la expresa voluntad popular, una dictadura. La izquierda latinoamericana perdería, de una vez por todas, su cara democrática - y a la larga se hundiría junto con las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
En cambio, si ustedes logran mediar una transición pacífica en Venezuela, la izquierda latinoamericana tendrá futuro como fuerza democrática en América Latina. Será un gran avance para el continente.
Los ojos están encima de cada paso que ustedes darán en el terreno minado de Venezuela. Están negociando el futuro de Venezuela, pero también el suyo.
Saludos, Paolo Luers