Iba a escribir sobre el Día de la Madre, que se celebra hoy, enfocando en la lucha de miles de madres por la vida de sus hijos, pero me toca hacerlo sobre una madre que hoy está llorando la muerte de su hija.
En una carta publicada en este diario el 21 julio 2023 escribí: “El doctor ‘Quitagrasa’ Francisco Alabi ha declarado la guerra a los médicos.” La carta fue dedicada a los jóvenes médicos despedidos en el Hospital Rosales y el Seguro Social. No sabía entonces que un año después una de las despedidas iba a ser la primera víctima mortal de esta guerra.
No sé y nunca sabré cuál fue la gota que hizo derramar el vaso de lágrimas de Daniela Graciamaría y la hizo poner fin a su vida. Pero todos sabemos cual fue el origen de esta tragedia. Después de años de sacrificio y desvelos durante el demandante estudio de medicina y luego prestando servicio en hospitales en condiciones de abandono, ella fue privada de la realización de su sueño de ejercer la medicina para ayudar a los necesitados. Pasó un año esperando que se haga justicia y se le permitiera retomar su profesión y la formación como especialista, sueño truncado por una decisión arbitraria del ministro de Salud.
En la misma carta, escribí: “Los internos del Rosales y del Hospital de la Mujer hicieron una huelga. Nada que paralizara las labores de los hospitales. Nada que afectara la atención a los pacientes. Sólo una huelga de advertencia de 48 jóvenes médicos con sentido de ética, justicia y solidaridad. Su demanda al Ministerio de Salud: Que dejen de joderle la carrera profesional -y la vida- a la doctora Beatriz Monteagudo y a la residente Ángela Ferrer, que fueron suspendidas por el Ministerio por unos tuits, que expresaron la situación de stress, bajo la cual los internos están atendiendo día y noche a sus pacientes.”
Suspendidos por ser solidarios. Suspendidos por pedir justicia. Condenados a abandonar sus carreras, a pesar de que sus colegas y sus gremiales, igual que la Facultad de Medica de la UES, pidieron insistentemente su reinstalación.
Es una tragedia que una joven, que tenía toda una vida por adelante, al ver truncado el propósito de su vida, al final se quitara la vida. Quienes que recibimos con consternación, dolor y rabia esta noticia, la hemos escuchado como un grito de protesta de Daniela Graciamaría, porque obviamente ya había perdido la esperanza que un grito de ayuda tuviera eco. Demasiado cerrada y agresiva ha sido la posición de las autoridades de Salud, quienes querían sentar un ejemplo y dejar claro que quieren convertir a los médicos, históricamente luchadores por sus derechos y los de sus pacientes, en empleados sumisos.
“La falta de empatía, que usted ha mostrado tanto a los pacientes como a los médicos y trabajadores de salud, definitivamente lo descalifica de ejercer como ministro de Salud – y como médico”, escribí el 9 de agosto 2023 al doctor Francisco Alabi.
Hoy, llorando a su víctima, sólo nos queda luchar para evitar que este médico sin ética profesional y ministro sin sentido de justicia siga jodiendo a los médicos, a los pacientes, y destruyendo todo el sistema de salud. Hay que seguir la lucha para que las dos doctoras despedidas por capricho y los médicos luego despedidos por solidarizarse con ellas sean reinstalados y puedan retomar su carrera. Los necesitamos.
No podemos permitir que la guerra sin cuartel, que el gobierno está llevando contra los médicos para someterlos, cobre otras víctimas.
Me despido expresando a los familiares, amigos y colegas de Daniela Graciamaría mis más sentidas condolencias.
Paolo Luers