Acaban de confiscar la casa de Claudia Cristiani, su esposo y sus hijos. Claudia Cristiani nunca ha sido acusada de nada, no debe nada a nadie. Su único pecado es ser hija del expresidente Alfredo Cristiani.
Esta vez ustedes no celebraron su triunfo. Les dio pena. Lo hicieron calladitos, sin los grandes anuncios, que normalmente usted o su fiscal hacen en las redes sociales. Si Claudia Cristiani no lo hubiera hecho público, nadie se hubiera enterado. Lo que escribió es una bofetada al tirano:
“Podrán quebrar las empresas de mis abuelos, borrar el legado de los Acuerdos de Paz de mis padres, desterrarme y quitarles su casa a mis hijos, pero vamos a estar bien. Hemos trabajado con honestidad y dignidad toda nuestra vida y así continuará. Estas cosas son materiales. Van y vienen. Se construyen, se destruyen, se vuelven a construir. Mi corazón está golpeado y triste por la pérdida de mi hogar, los recuerdos que allí habitan, las paredes que vieron crecer a mis hijos, pero está entero. Nuestra fortaleza no emana del poder ni del dinero, sino del vínculo y el amor que existe entre nosotros como familia, y eso nos sostiene con la frente en alto, hoy y siempre… Sabemos que muchos solo hacen su trabajo. Deseamos luz adonde haya oscuridad y ofrecemos perdón a quién lo desee o necesita.” 4 de abril 2024, en Facebook.
Usted se jacta de ser un hombre fuerte y poderoso. Pero si es tan fuerte, ¿qué necesidad tiene de perseguir hasta a los nietos de quienes siente adversarios? Los hombres fuertes y valientes no padecen de complejos, no persiguen a nadie hasta en la cuarta generación, no persiguen a los nietos para destruir al abuelo. Esto no es política, mucho menos justicia, es venganza. Entiendo que un hombre como Alfredo Cristiani constituye un obstáculo para usted, una permanente irritación. Aunque él no le haga nada, por su mera existencia y por lo que representa en la historia de nuestro país constituye una incomodidad. Sobre todo para alguien obsesionado de reescribir la historia a su medida…
Para sostener su atrevida tesis que toda la transición de la guerra a la paz ha sido una farsa, un fraude y un fracaso, ha sido una suerte que los últimos dos presidentes son acusados de corrupción y ausentes; que el anterior paga una condena por corrupción y que los dos anteriores han muerto. Pero queda vivo Alfredo Cristiani, el presidente de la Paz, de la transición democrática y de la recuperación económica. Sin ejercer oposición activa, este hombre es una figura opuesta. Una figura, que ya tiene su sitio en la historia. No es un hombre perfecto, ha cometido errores de acción y omisión, pero sigue siendo el símbolo de la paz, el presidente que superó todas las resistencias a una solución política a la guerra y logró firmar la paz e incorporar al sistema político a la izquierda.
Usted, como tirano que controla el sistema judicial y la fiscalía, hizo que a este expresidente se le confiscaran todas sus propiedades - hasta las que su esposa heredó de sus padres y las que construyeron su hermano mayor y sus hijos. Usted lo obligó a ir al exilio.
Destierro se llama. Pero todo esto no es suficiente para su sed de venganza. ¿Venganza por qué? Repito: por el pecado de existir, de seguir vivo en carne y en la memoria de la gente. Entonces, así como actuaron arbitrariamente los nobles medievales, los monarcas absolutistas y los dones de la mafia - y como siguen haciéndolo hasta hoy los dictadores, van contra los hijos y los nietos.
El hecho que ni el abuelo, ni sus hijos ni mucho menos sus nietos han sido escuchados y vencidos en ningún juicio, para usted no es obstáculo para confiscar hasta sus casas de habitación. La justicia tiene reglas, y la venganza tiene otras.
Con todo esto, el tirano, tarde o temprano, quedará desnudo y todos verán lo débil, rencoroso y acomplejado que es.
Saludos, Paolo Luers