Estimado Neto:
Igual podría dirigir esta carta al profesor Mario Davis Arias Rivera, pero él ya murió en el penal, donde lo tenían preso, sin abogado, sin causa justa, sin medicina para su enfermedad diabética; o a Luis Moreno Terán, pero él murió el 3 de junio, en el Hospital Mazzini de Sonsonate, luego de sufrir torturas en el penal de Izalco; o a cualquiera de los 40 detenidos ‘provisionales’ que durante el régimen de excepción han muerto en diferentes penales, algunos por las golpizas recibidas, otros por no recibir las medicinas y atenciones médicas necesarias. También podría dirigir la carta a mi amigo Víctor Barahona Echeverría, comunicador comunitario y líder de la colonia Valle del Sol en Apopa, quien fue detenido el pasado lunes; o a Rolando Pereira, reconocido y respetado dirigente de los vendedores de Soyapango, hombre con larga trayectoria de organización popular, a quien conozco como hombre gentil, generoso y de principios.
Pero prefiero mandar esta carta a vos, Neto, por una razón: porque aprovechaste una audiencia judicial para denunciar cómo ha tratado de destruirte el régimen carcelario de Osiris Luna (miembro fundador del exclusivo ‘Club Engel’). Finalmente, rompiste tu silencio, que no sólo fue el silencio tuyo, sino general: el manto de silencio que encubre lo que está pasando todos los días en nuestros penales: tortura, aislamiento, maltratos sicológicos, negación de medicinas y tratamientos médicos, falta de acceso a sus defensores, incapacidad de hablar…
Tu error ha sido no hablar en público de la corrupción que encontraste en la alcaldía capitalina que en 2018 te entregó Nayib Bukele. Pensabas que callándote -e incluso retomando y terminado algunos de los proyectos amañados de la gestión de Bukele- ibas a quedar bien con el poder emergente. Gran error, y lo pagaste caro. Ahora te tocó denunciar algo mucho más grave: los maltratos sistemáticos y las muertes diarias de personas, que nunca han tenido chance de defenderse de las acusaciones. Pero lo hiciste, levantaste la voz, no te dejaste callar por los ‘custodios’.
Recuperaste tu dignidad. Y es por esto que los videos de tus declaraciones tuvieron tanto impacto y causaron tanta indignación. Todos entendimos a qué consecuencias crueles ha llegado la persecución de figuras políticas que estorban al régimen. Todos entendimos que a vos conscientemente te están tratando de destruir, física y psicológicamente. Y gracias a que también denunciaste la muerte nunca reportada de docenas de detenidos en Mariona, quedó claro que es cierto que los miles de detenidos en las redadas del régimen de excepción no tienen ninguna garantía, no sólo de un juicio justo, sino ni siquiera de su vida. Hablaste por todos ellos, que no tienen ninguna voz desde los penales; a quienes ni siquiera los llevan a sus audiencias; y quienes ni siquiera pueden hablar con sus abogados. Decidiste de defenderte - y de una vez ir al contrataque. Repito: Recuperaste tu dignidad. Mi respeto. Porque esta decisión de hablar te va a costar cara en Mariona…
Viendo tu cara, tus ojos, a nadie le podía quedar duda de la verdad y autenticidad de tus palabras. Fue el grito de socorro de un hombre desesperado, pero a la vez la señal de alarma que todos necesitábamos para reaccionar. Y funcionó: Tu caso, casi olvidado y para muchos incómodo, de repente está otra vez a la vista pública. Y con el tuyo, el caso de los otros presos políticos, y el caso de los detenidos arbitrariamente durante el régimen de excepción. Está a la vista el “caso Bukele”.
Van a decir que estoy defendiendo a un ‘amigo corrupto’. Primero, las acusaciones de corrupción tienen que comprobarse en un juicio justo. Segundo, las acusaciones tienen que ponerse en su contexto: la mayoría de las alcaldías se encontraban en situación de impago, en parte por la decisión del nuevo gobierno cian de ahogarlas. Tercero, vos sabés mejor que otros que nunca hemos sido amigos. Tuvimos muchas diferencias y las expresamos. De todos modos, este no es un asunto de amistades, ni siquiera de destinos personales - es un asunto mucho más amplio y peligroso: Nadie está seguro ante la arbitrariedad e impunidad, con las cuales opera este gobierno. De esto estabas hablando vos en el juzgado. Y de esto hablo yo en esta carta…
Sé que nunca te van a dejar leer esta carta. Tampoco la van a leer los que ya murieron en los penales, ni los que están incomunicados, sin derecho de saber lo que fuera de los muros está pasando y diciéndose. Escribo esta carta por una necesidad propia, porque tú otra vez nos acordaste lo necesario que es no callarse ni dejarse callar.
Espero que salgas bien de esta prueba. Saludos, Paolo Luers