Vamos a tratar de descifrar por qué usted trata con tanto desprecio al Rosales.
El Rosales tiene historia, expresa historia. Fue fundado por José Rosales, militar, hombre de negocios, senador, quien por unos días ejerció el poder ejecutivo como Tercer Designado Presidencial. Asumió y entregó el poder en una fase de transformación del país. Me imagino que este mal ejemplo no le gusta a usted, quien violó la Constitución para permanecer en el poder.
Al final de su vida, José Rosales hizo otra cosa que representa un antecedente peligroso desde el punto de vista de cualquier gobernante corrupto: Donó su fortuna personal para construir el Hospital, que luego se llamaría Rosales en su honor.
¿Será esta la razón por la cual usted ha ordenado que comiencen a demoler el edificio centenario, construido por una compañía belga con una estructura de metal? ¿Le molesta esta joya arquitectónica, que se encuentra bajo protección como Monumento Nacional por Decreto Legislativo N.o 166 del 10 de enero de 1989? Ya están desmantlando la estructura metálica, que durante 100 años ha resistido terremotos y incendios. Incluso la capilla del Rosales no se escapará.
Pienso que hay otros motivos que a usted le hacen odiar el Hospital Rosales. Es una institución de excelencia y servicio, cuyo personal médico y de enfermería tiene una tradición de dignidad, deber a la comunidad y organización como pocas instituciones estatales. Usted ha hecho su marcha al poder total subyugando institución tras institución y en ninguna ha encontrado resistencia como en el sector Salud -y muy en particular, en el personal del Rosales y en sus sindicatos.
Ya mostró cómo le gustan los hospitales con su Hospital El Salvador, que construyó en la Feria: Ahí no existe ni tradición, ni sindicato, ni solidaridad, ni voces que se opongan a la total falta de transparencia. Así será en el nuevo Hospital que tomará el lugar del Rosales, pero sin su tradición y excelencia. Y ciertamente sin sindicatos...
A la par del viejo están construyendo el nuevo Hospital Rosales, aunque dudo que al final se llamará así. Cuando esté listo el nuevo hospital (lo han prometido año por año, pero nunca cumplieron, a pesar de que usted heredó en el 2019 el proyecto completo, con todo el financiamiento...), no quiere que quede parado a la par el centenario Hospital Rosales, con todo su bagaje histórico y simbólico que lo incomoda. No tiene uso para monumentos que no se dejan incorporar en sus espectáculos, como lo hizo con el Palacio Nacional, convirtiéndolo en el escaparate de su poder.
La destrucción arbitraria del centenario conjunto arquitectónico del Rosales es parte de su lucha contra el gremio de Salud, que le ha ofrecido resistencia, más que cualquier otro gremio profesional. Hay que quitarle su bastión simbólico que es el Hospital Rosales.
Otro ejemplo de decisiones presidenciales surgidas de impulsos de ego.
Saludos,
Paolo Lüers