Estimados amigos:
Mucho se ha hablado de las consecuencias de la Ley de Minería para el medio ambiente. Ya todos entendieron que serán fatales. Pero poco se ha hablado de las puertas que esta ley abre a la corrupción. Luego de hablar con letrados del Derecho, expongo un primer punteo de las irregularidades de esta ley:
- La nueva Ley de Minería ni siquiera cita el Art.103 de la Constitución (“El subsuelo pertenece al Estado, el cual podrá otorgar concesiones para su explotación”), que específicamente regula la explotación del subsuelo a través de concesiones. Concesiones requieren de plazos, condiciones y aprobación de la Asamblea Legislativa. La nueva Ley de Minería inventa otro procedimiento que es en esencia arbitrario. Ya no hay Asamblea, tampoco Constitución, ni ley, ni concesión que valga, sino solamente la voluntad de un presidente inconstitucional. Todo será a dedo.
- La de la minería es una ley ad hoc, o sea hecho a la medida del interés de una sociedad anónima, que van a crear - y no habrá más invitados a la fiesta, excepto los miembros y cheros del clan gobernante, que pueden entrar como socios del socio que ellos escogen...
- La nueva ley no establece la participación del Estado en la sociedad que explotará el oro. Sólo dice que el Estado tiene que tener participación accionaria, pero sin establecer un límite mínimo. En consecuencia, el socio particular podría tener el control mayoritario de las acciones, con lo que podría hacer los contratos de servicio a su antojo; incrementar el capital reduciendo la participación estatal, nombrar al auditor de la sociedad, y reducir al mínimo las utilidades netas a distribuir. Los intereses del Estado no están garantizados.
- Tampoco habrá regulación y supervisión efectiva del Estado. La ley traslada la responsabilidad a cuatro funcionarios: el ministro de Medio Ambiente; el jefe de la Autoridad de Agua; el director General de Energía, Hidrocarburos y Minas; y el director de Minas. Todos son nombramientos del presidente y no tienen ninguna independencia.
- Se prohíbe el mercurio para la extracción del oro, pero se habilitan plantas de procesamiento generadoras de mercurio. ¿Para qué?
- El Código Penal sanciona con prisión los delitos de contaminación del medio ambiente:
Art. 255.- El que provocare o realizare directa o indirectamente, emisiones, radiaciones o vertidos de cualquier naturaleza en el suelo, atmosfera, aguas terrestres superficiales, subterráneas o marítimas, en contravención a las leyes y reglamentos respectivos y que pusiere en peligro grave la salud o calidad de vida de las personas o el equilibrio de los sistemas ecológicos o del medio ambiente, será́ sancionado con prisión de cuatro a ocho anos.
También sanciona con prisión a los funcionarios que no intervienen para prevenir estos delitos:
Art. 262.- Los funcionarios o empleados públicos que estando obligados en el ejercicio de sus funciones, a informar sobre la comisión de los delitos relativos a la protección de los recursos naturales, el medio ambiente, la flora y la fauna, omitiendo hacerlo o informaren ocultando los mismos, serán sancionados con prisión de uno a tres años e inhabilitación del cargo o empleo por el mismo tiempo.
Pero según la nueva ley, si la contaminación es causada por la minería, por ejemplo intoxicando los ríos y mantos acuíferos, solamente se sanciona con pagos de multas, mientras en cualquier otra industria que contamina los responsables reciben penas de cárcel. La ley de minería explícitamente exonera de las sanciones contempladas en el Código Penal. Inmunidad para el gobierno y sus socios.
- Derogan la Ley de Prohibición Minera, pero en realidad la mantienen con excepción de esta sociedad anónima creada por el Estado y su socio estratégico escogido por los hermanos Bukele. Surge un monopolio.
Ningún inversionista serio y responsable participaría en la explotación minera bajo un marco preñado de tantas irregularidades. Quienes vienen, vienen a depredar.
Este es el regalo de Navidad que nos dieron los 57 diputados de Bukele. Cualquiera de ellos es responsable de los daños.
Saludos,
Paolo Lüers