Parece raro que un periodista les diga que no crean todo lo que leen en los periódicos y ven o escuchan en noticieros. Pero no lo es: Incluso medios, que no tienen interés en participar en la nueva moda de la post-verdad y la desinformación, a veces se equivocan, porque no obtienen información confiable.
En estos días una de las principales noticias es el resurgimiento de la guerra civil en Siria. Leímos que fuerzas opositoras al régimen de Assad han tomado control de la ciudad más populosa del país: Alepo, de dos millones de habitantes, la metrópoli del norte del país. Esto es verídico. Lo que causa confusión es que muchos medios hablan de una ofensiva de “rebeldes” contra “la dictadura de Assad, apoyada por Rusia e Irán”. He visto incluso que hablan de “luchadores contra la dictadura”.
Qué bueno fuera si los que se proponen tomar la capital y derrotar a Assad fueran rebeldes y luchadores por la democracia. Lastimosamente no es el caso. Las fuerzas que expulsaron al ejército de Assad de Alepo y ahora marchan sobre ciudades del occidente del país son yihadistas, que sólo se han separado de Al Qaeda y del Estado Islámico (IS), porque estos fueron derrotados, principalmente por las fuerzas de los kurdos, la etnia que vive en el norte de Siria e Irak. Alepo está ahora bajo control de dos alianzas. Una es dominada por ex milicianos yihadistas vinculados con Al Qaeda; la otra incluye ex combatientes del IS, controlada y armada por el gobierno turco. Es más, detrás de ambas alianzas de fuerzas está la mano de Erdogan, el autocrático presidente turco, cuyo principal propósito es eliminar la zona de facto autónoma de los kurdos en su frontera, que considera aliada de la minoría kurda en su propio país, su principal oposición.
Si esta coalición de yihadistas, con fondos y armas provistos de Turquía, toma el poder en Bagdad, la siguiente guerra civil será contra los kurdos, en cuya zona hay un régimen laico que no reprime ninguna religión y en la cual se han refugiado también los yazidíes, un pueblo que ha sufrido verdaderos operativos de genocidio en Irak y en Siria -a mano tanto de las milicias chiitas, como del IS, de Al Qaeda y del ejército de Assad.
Los kurdos han mandado unidades de sus milicias a Alepo para proteger a las minorías kurdas, cristianas y yesídicas en la ciudad. Hasta ahora, no han chocado con las milicias yihadistas, porque todos tienen un propósito común: expulsar del país a Assad, las fuerzas militares rusas y las milicias chiitas controladas por Irán, como Hezbolá.
Lo que hay que entender es que no todos los que pelean contra una dictadura luchan por la libertad y la democracia. Quienes se autoproclaman “freedom fighters”, luchadores por la libertad, en países como Yemen, Siria, Líbano o Palestina pueden ser quienes edificarán las próximas dictaduras.
Hay que investigar y distinguir bien antes de hablar de “rebeldes contra la dictadura de Assad”. Igual que en nuestro país: los autoproclamados luchadores contra la corrupción resultaron ser quienes quieren enriquercerse para imponerse como la nueva oligarquía.
Saludos,
Paolo Lüers