Entre todos los nombramientos que Donald Trump ya hizo para su gabinete destacan dos que son los más peligrosos. Elon Musk y Marco Rubio. Elon Musk, para Estados Unidos y el mundo. Marco Rubio, para América Latina y en particular para nosotros en El Salvador.
Marco Rubio no es un loco como Robert J. Kennedy Jr., la vergüenza de la familia de Robert y Jack Kennedy, que va a poner el sistema de Salud en función de sus fantasías anticientíficas y su fobia a las vacunas. O como Tulsi Gebbard, que va a usar su cargo de Directora Nacional de Inteligencia para promover su posición pro Putin y que enfocará todos sus recursos contra China. Tampoco como el moderador de Fox News, Pete Hegseth, el nuevo secretario de Defensa, quien va a garantizar que desde el mundo de los militares no habrá resistencia contra ninguna de las aventuras de Donald Trump, como afortunadamente hubo en su primer período.
Rubio va a abrir las puertas en Washington para dirigentes latinoamericanos como Javier Milei y Nayib Bukele. Ya está hablando de una Alianza de Gobiernos de extrema derecha, a la cual quiere presionar que se suman países como Ecuador, Paraguay, República Dominicana y Costa Rica. Bajo el mando de Rubio, el State Department y la AID van a abandonar todas sus políticas de protección de los Derechos Humanos y las instituciones democráticas y regresar a la práctica histórica: trabajar con “gobernantes hijuepu..., con tal que sean nuestros hijuepu...". Rubio ha sido un fiel amigo de Bukele y le dará mano libro para atornillarse en el poder y ampliarlo en Centroamérica..
Pero el personaje más peligroso en la administración Trump será Elon Musk. La sola idea de un matrimonio entre el inmenso poder de la Casa Blanca con el poder económico y mediático del hombre más rico del mundo, es una pesadilla. Está surgiendo en Estados Unidos una oligarquía diferente a la de los barones de la industria de los siglos pasados y los titanes de Wall Street del presente, una oligarquía al estilo ruso que se vuelve socio indispensable del poder político. Poner al exponente de esta nueva oligarquía nacida de las revolución digital a cargo de remodelar el gobierno federal a su gusto, su conveniencia y los intereses comunes de él y Trump, es lo más peligroso que un presidente puede hacer, no tomando en cuenta el riesgo de una guerra nuclear...
Poner a un hombre tan poderoso, tan egocéntrico y tan ansioso de poder y control como Elon Musk a cargo de remodelar el gobierno federal, no significaría, como dicen, más eficiencia. Significa limpiar todo el aparato del gobierno federal, incluyendo los servicios públicos, de las huellas de políticas de inclusión social y bienestar para todos. Ya hablan de deshacerse del Departamento de Educación; el de Salud lo va a joder Kennedy; el de Medio Ambiente estaría bajo el mando de personas que niegan los riesgos del cambio climático; el de Energía estaría en manos de una magnate de petróleo y gas natural. El camino está trazado y Elon Musk será el ejecutor. Le une con Trump la filosofía del “you are fired!”
El tercer brazo demoledor del nuevo gobierno en Washington será la mafia antiinmigrante, que se instalará en todas las instituciones relacionadas con la migración. Otra figura de la derecha tropical de Florida, Matt Gaetz, fundador en el Congreso de un núcleo de apoyo incondicional para Bukele, llamado Caucus El Salvador, será el nuevo fiscal general y secretario de Justicia. Una agitadora racista como Kristi Noem tomará control del Department of Homeland Security. Ella ya dijo que todas las agencias bajo su mando estarán al servicio de cerrar la frontera y ejecutar la expulsión de los 15 millones de migrantes indocumentados que viven, trabajan, estudian y han creado familias en Estados Unidos. Un ex agente de seguridad fronteriza, Tom Homan, con antecedentes de abusos de poder coordinaría todo esto como “Zar de la Frontera”.
A Trump le han hecho la broma, diciendo que “si eligen a un payaso, tendrán un circo”. Es cierto, cuando se ve el tipo de personajes exóticos que asumirán el poder, parece circo. Pero no será un circo gracioso, sino uno rabioso, en el cual los animales salvajes estarán fuera de control.
Amárrense los pantalones, salvadoreños en Estados Unidos como en casa, vienen tiempos peligrosos que requieren resistencia inteligente.
Saludos
Paolo Lüers