Estimados amigos:
Publico mis cartas-columnas tres veces a la semana, pero pocas están dedicadas a lo que está pasando en el mundo, fuera del charco, en el cual nos estamos ahogando. Como si no tuviera impacto sobre la vida en El Salvador lo que está pasando en Ucrania, en Venezuela, en Israel y Palestina, en las elecciones de Estados Unidos o en la rebelión popular exitosa en Bangladesh. Estamos demasiado absortos con nuestros problemas para poner debida atención a lo que acontece alrededor de nosotros. Esto tiene que cambiar. He decidido dedicar más espacio a temas internacionales.
Suscríbete para seguir leyendo
Obtén acceso a todo nuestro contenido exclusivo.Continuar leyendoYa soy suscriptor
Ensayemos.
En Venezuela, un dictador está robándose las elecciones, que un opositor ganó con 67% de los votos. A este tema he dedicado dos cartas últimamente, y lo seguiré haciendo. Es el conflicto internacional que más directamente nos afecta. En Venezuela y en las reacciones de los demás países al fraude se va definir en qué dirección irá América Latina: más democracia o más dictadura. Y El Salvador igualmente está en la mira...
En Estados Unidos se inició una batalla electoral, que bien puede ser la batalla madre que definirá el futuro de la democracia liberal del mundo occidental. Todo el mundo ya dio por definida la elección de noviembre, ante la aparente inevitabilidad del regreso de Trump al poder. Las consecuencias para la lucha global entre democracia liberal y autoritarismo serían inmensas. Trump le entregaría Ucrania a Putin, quien procedería con más fuerza con su plan de dividir y debilitar la OTAN y la Unión Europea. Trump armaría con China un conflicto, que comenzaría como guerra comercial pero podría llegar a una guerra caliente. Trump desataría una cacería de brujas contra la inmigración latina, que afectaría principalmente a México y Centroamérica. Por suerte esta perspectiva cambió. Con la renuncia de Biden a la candidatura, el nombramiento de Kamala Harris y la sorprendente manera que el Partido Demócrata se unió detrás de ella y su compañero de fórmula Tim Walz, Trump de repente está en desventaja. Ahora él será el anciano en la papeleta, y todas las miradas están sobre sus obviamente disminuidas facultades mentales. "Tim Walz desatará el infierno en la tierra", dijo Donald Trump. Tiene razón de estar asustado, porque Walz ya comenzó a inyectar fuego a la campaña contra el expresidente. Habrá mucho que escribir sobre este tema...
Hamas ha nombrado a su nuevo líder máximo, sustituyendo a Ismail Haniyeh, asesinado en Teherán. El elegido es Yahya Sinwar, el arquitecto de las masacres del 7 de octubre 2023 contra la población civil israelí, que provocó la actual guerra en Gaza. Irán, el poder detrás de Hamas y Hezbollah (la otra milicia, que ataca a Israel desde el Líbano), escogió al hombre más duro, más beligerante, más antisemita, más asesino para dirigir la guerra contra Israel. Si alguien piensa que el conflicto en Medio Oriente, que puede estallar en una gran guerra regional, no va a afectar al mundo entero, está soñando. También sobre este conflicto habrá que escribir mucho...
Ucrania sólo podrá resistir contra la superioridad numérica y logística de Rusia, si Estados Unidos y los países de la Unión Europea aumentan sustancialmente su apoyo en armamento, entrenamiento, apoyo financiero y reconstrucción de su infraestructura destruida. Si Trump regresa al poder, todo dependería de la disposición y capacidad de los países miembros de la Unión Europea de asumir la carga que Estados Unidos ya no estaría dispuesto a asumir para defender Ucrania. O sea, todo dependería de la capacidad de las democracias europeas de defenderse del embate de las extremas de derecha e izquierda, que quieren formar una absurda alianza con Putin para destruir la Unión Europea. Todo dependería de que en Francia y otros países las fuerzas democráticas de la derecha, del centro e de la izquierda logren formar alianzas para derrotar a los movimientos populistas de corte autoritaria. Habrá mucho que analizar y opinar...
Y mientras todo esto está pasando, se despertó un gigante asiático llamado Bangladesh: el pueblo, al cual se unió el ejército, se deshizo de un régimen autoritario de 15 años, obligó a la gobernante a huir en su helicóptero, disolvió al parlamento corrupto y entregó el poder interino al economista Muhammad Yunus, quien ganó en 1988 el Premio Nobel de Paz por haber sacado de la pobreza a millones de familias con su revolucionario programa de microcréditos. Gran sorpresa para todos, y gran susto para todos los dictadores del mundo. ¿Ya lo sienten, Nicolás Maduro, Nayib Bukele y Daniel Ortega?
Sobre este tipo de conflictos, cambios, logros y peligros habrá mucho que escribir.
Saludos,
Paolo Lüers