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Carta a quienes quieren resistir: El ejemplo de la gesta del 17 de junio

Esto es lo que yo aprendí, cuando teniendo 16 años y conocí a un líder del 17 de junio, y años después, cuando pudo conocer muy de cerca la resistencia subterránea que funcionaba en Berlin Oriental, en Praga y en España. En todos estos casos el desenlace fue democrático y no dudo que lo mismo pasará en El Salvador.

Por Paolo Luers
Periodista

Estimados amigos:

17 de junio. Hace 8 años publiqué una carta en memoria del levantamiento de los obreros contra el régimen establecido en Alemania Oriental por la Unión Soviética – el levantamiento del 17 de junio 1953. La República Democrática Alemana, que se autoproclamaba “Estado de Obreros y Campesinos”, apenas tenía 4 años de edad. Los obreros, a los cuales les habían quitado sus sindicatos independientes, se levantaron contra la nueva dictadura, le segunda en su vida, luego der Tercer Reich de Hitler, que duró del 1933 hasta el 1945. La respuesta del Estado contra la resistencia pacífica de los obreros fueron tanques soviéticos, balas, capturas masivas y la declaración de un estado de excepción, luego transformado en leyes permanentes. ¿Les parece conocido?

En mi carta publicada el 18 de junio del 2016, me centré en uno de los dirigentes de la resistencia pacífica que terminó encarcelado y ejecutado. Conocí su historia años después, luego de que uno de sus compañeros, un viejo sindicalista socialdemócrata, fuera liberado y expulsado a Alemania Occidental y terminó viviendo en el vecindario nuestro. La historia que me contó, de resistencia contra dos dictaduras, me marcó para toda mi vida.

Hoy, en otro aniversario de la gesta del 17 de junio 1953, escribo otra carta memorándola. Algo ha cambiado, algo sustancial: Ahora, mi patria adoptada, El Salvador, se encuentra bajo una nueva dictadura – y los mejores hijos de este país están pensando -y comenzando a discutir- cómo ofrecer resistencia pacífica contra el gobierno de facto, para crear condiciones para el restablecimiento de la democracia. En estas situaciones, vale la pena recordar gestas patrióticas como la de los obreros alemanes en 1953; la de los checoslovacos en 1968; la de los sindicatos españoles ilegalizados por la dictadura de Franco, pero vivos en la clandestinidad; la de la revolución de las rosas en Portugal; y la de la desobediencia masiva de las mujeres iraníes contra los dictados de una teocracia fundamentalista. Todos ejemplos de resistencia pacífica, pero efectiva.

El levantamiento obrero, que comenzó un día 17 de junio 1953 en Berlin Oriental y el día siguiente paralizó toda la República Democrática Alemana, y la respuesta brutal del régimen marcaron un antecedente tan importante, que durante los siguientes 36 años que pasarían hasta que el régimen cayera, nunca dejó de existir la resistencia pacífica. El régimen se tardó tanto en caer por una sola razón: fue sostenido desde afuera y por la fuerza por la Unión Soviética. Cuando en 1989 la Unión Soviética comenzó a tambalear, lo primero que cayó en pedazos fue su régimen satélite en Alemania Oriental. El movimiento de resistencia, que durante años había crecido y desgastado al régimen, salió de lo subterráneo y se volcó a las calles de todo el país - y la RDA y su muro cayeron en pedazos.

Siempre tiene sentido -más bien es un deber- ofrecer resistencia contra una dictadura, aunque todavía no haya ninguna perspectiva que esta se caiga. Es una cuestión de paciencia. El desgaste, que sufre cualquier régimen dictatorial, es lento, pero inevitable. La resistencia tiene que aportar a este desgaste – y tiene que estar lista -preparada, madurada, unificada- para el momento que el desgaste debilita a la dictadura.

Esta es una de las lecciones que hay que sacar de la gesta del 17 de junio. Fue aplastada, pero la resistencia siguió viva, siguió trabajando, con paciencia, con sabiduría y astucia, erosionando los pilares del régimen impuesto. Pasó una larga etapa de desobediencia civil, antes de pasar a la resistencia masiva y abierta. Hay lecciones que podemos sacar de las dictaduras, que siempre comenzaron con pleno poder, con aparatos de control formidables, con un aplastante aparato de propaganda, e incluso, en algunos casos, con amplio apoyo popular, pero que nunca lograron erradicar los gérmenes de la resistencia – y al final se volvieron insostenibles.

La otra gran lección del 17 de junio: Desde mucho antes existía en la Alemania comunista una gran sed de libertad, pero el levantamiento se dio hasta que el régimen, en crisis económica, decretara medidas sociales y laborales insufribles para los trabajadores. El talón de Achiles de cualquier dictadura es la economía.

Esto es lo que yo aprendí, cuando teniendo 16 años y conocí a un líder del 17 de junio, y años después, cuando pudo conocer muy de cerca la resistencia subterránea que funcionaba en Berlin Oriental, en Praga y en España. En todos estos casos el desenlace fue democrático y no dudo que lo mismo pasará en El Salvador.

Saludos a todos que ya ejercen resistencia pacífica contra la nueva dictadura salvadoreña. Tengan paciencia y sabiduría.

Paolo Luers

Lea de Paolo Luers:

 “Ernst Jennrich, condenado a muerte y ejecutado
por participar en el levantamiento obrero
contra el Estado de Obreros y Campesinos”
.

Lea sobre la historia del 17 de junio 1953:

- en la Revista Centinela: ‘El levantamiento del 1953’

- en el periódico El País: ‘Berlin 1953’

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