Hamás es una milicia terrorista palestina, que gobierna en Gaza. Si Hamás tiene a sus rehenes israelíes custodiados por unidades armadas dentro de un campo de refugiados en Gaza y el operativo de rescate israelí causa muertes civiles entre estos refugiados, ¿quién tiene la culpa?
Rusia tiene más de dos años de atacar con cohetes, drones y aviones objetivos civiles en Ucrania, destruyendo edificios de apartamentos, plantas de generación eléctrica, estaciones y líneas de tren, fábricas, centros comerciales, etc. Todas sus estructuras logísticas, bodegas de armas, puestos de mando, aeropuertos militares, sitios de los cuales disparan los cohetes están en suelo ruso. Todo el mundo sabe esto. Entonces, ¿por qué los países que apoyan a Ucrania con armamentos, se han negado por dos años a permitir que Ucrania use estas armas para contraatacar a las posiciones e instalaciones militares en Rusia? ¿Por qué obligaron a Ucrania a pelear con una mano atada?
¿Acaso son consideraciones éticas? ¿Por qué Rusia puede bombardear objetivos no militares en la capital ucraniana, pero Ucrania no puede bombardear instalaciones militares en Moscú?
En ambos conflictos -entre Hamas e Israel y entre Rusia y Ucrania- la comunidad internacional interviene exigiendo un cese al fuego. Suena bonito. Pero Ucrania no puede aceptar un cese al fuego, si no tiene garantías de que Rusia va a retirarse de sus territorios. E Israel no puede aceptar un cese indefinido al fuego en Gaza, si no tiene garantías de que Hamas va a entregar a los rehenes y que desde Gaza no habrá nuevos ataques a Israel.
¿Por qué la comunidad internacional no propone soluciones integrales y sostenibles a los conflictos, en vez de exigir un cese de fuego que solo congelaría temporalmente los conflictos, manteniendo vivas sus causas?
En ambos casos, el problema principal es que una parte no reconoce la existencia legítima de la otra. Hamas no reconoce la existencia de Israel como Estado, el gobierno de Israel no reconoce el derecho a un estado Palestino - y Rusia no reconoce Ucrania como estado y nación.
La única solución integral y sostenible del conflicto ruso-ucraniano es que se reestablezca la integridad territorial de Ucrania y que se garantice su existencia como estado soberano.
La única solución integral y sostenible del conflicto entre Israel y Palestina es la de dos estados soberanos que se reconozcan mutuamente y tengan garantías internacionales. Ahí es más complicado: Mientras nadie en Ucrania pone en duda el derecho de Rusia de existir, el actual gobierno de Israel no acepta la solución de dos estados. Pero la mayoría de los israelíes si lo acepta. Por el lado de los palestinos, Hamás y Hezbolá, apoyados por Irán, no aceptan la existencia de Israel y quieren una Palestina “del río hasta el mar”. Pero la mayoría del pueblo palestino -en Gaza, en Cisjordania y en el exilio libanés- sí aceptaría la solución de dos estados soberanos, si tuvieran suficientes garantías.
Entonces, ¿por qué las políticas de la comunidad internacional no se concentran en el objetivo de crear las condiciones para que en ambos conflictos se establezcan las garantías necesarias a todos los pueblos involucrados que su autodeterminación y su existencia como Estados soberanos sean respetados? Si Hamas y el gobierno Netanyahu son los obstáculos, habría que remover estos obstáculos.
Pero tiene que estar claro una cosa: Mientras Ucrania e Israel no tengan garantías que se respete su mera existencia, habrá que apoyarlos con lo que sea necesario para defenderse.
Durante la guerra en El Salvador siempre hubo presión por llegar a un cese al fuego. Duarte decía en 1984 que sólo habrá diálogo con la insurgencia si primero deponía las armas. Obviamente esto no era realista. No correspondía ni a la correlación de fuerzas, ni a la necesidad de llegar a una solución de fondo. La guerrilla sabía que si deponía las armas, en el país quedaría congelada la situación de injusticia social y represión. Solo cuando, luego de ocho años más de guerra, ambos bandos llegaron a la conclusión que lo que necesitaba el país era que se reconocieran mutuamente como fuerzas legítimas y que trabajaran juntos para reconstruir y democratizar el país.
¿Por qué la comunidad internacional, por lo menos la de los países democráticos, no se unifica alrededor de propuestas claras de soluciones sostenibles para los diferentes conflictos armados?
Yo me hago estas preguntas y pienso que todos deberíamos enfrentar las con honestidad. Son asuntos de ética, pero también de política realista. Lo antiético, lo injusto, no es realista, porque no resuelve los conflictos.
Disculpen que les molesto con asuntos que van más allá de la lucha diaria por la sobrevivencia en nuestro país.
Saludos,
Paolo Lüers