Por El mundo se ha vuelto peligrosamente loco. Las reglas ya no funcionan.
La Nicaragua gobernada por su dictador Daniel Ortega demanda a Alemania ante la Corte Internacional de La Haya por violaciones a los Derechos Humanos. El mundo al revés.
México concede asilo en su embajada en Quito a Jorge Glas, el exvicepresidente ecuatoriano bajo Rafael Correa. Ambos son condenados por corrupción. Posiblemente no corresponde a derecho internacional proteger a este hombre. Pero incluso si el gobierno ecuatoriano tuviera razón con este reclamo, no le da el derecho de asaltar la embajada mexicana para capturar a Glas. Pero le valió y lo hizo, con exceso de fuerza. Simplemente porque puede.
El tráfico naviero por el Mar Rojo y el Golfo de Adén, esencial para el comercio global, está siendo atacado por los Hutíes, un movimiento islamista en el Yemen, financiado y armado por Irán. Buques de guerra de Estados Unidos, Gran Bretaña y países de la Unión Europea patrullan estos mares para proteger a los barcos civiles, pero sin un mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no pueden intervenir en Yemen para destruir las bases militares hutíes. En el Consejo tiene veto Vladimir Putin.
La tiranía religiosa de Irán usa su embajada en Siria como centro de mando para sus Guardias Revolucionarios, que coordinan con el régimen genocida del presidente sirio Bashar al-Ásad y con las milicias islamistas de Hezbollah ataques a poblaciones israelíes, usando armas rusas. Israel, en cambio, usó sus misiles para bombardear un edificio de la embajada iraní en Damasco, matando a los dos generales iraníes a cargo de la intervención militar iraní.
Irán, país que es acusado de trabajar en el desarrollo de su propio armamiento nuclear, preside la Conferencia de Naciones Unidos para el Desarme.
Arabia Saudita ha asumido la presidencia de la Comisión de Naciones Unidas de Derechos de la Mujeres.
La República Popular de China, gobernada autocráticamente por el Secretario General el Partido Comunista y acusado de graves violaciones contra las minorías étnicas, es miembro del Consejo de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
En febrero del 2024, la Venezuela del dictador Nicolás Maduro ordenó a Naciones Unidas cerrar su oficina de Derechos Humanos en Caracas y expulsó su personal. La razón alegada: apoyo de acciones terroristas.
El gobierno de Israel, que responde con operaciones militares en Gaza a los masacres cometidas por la organización terrorista Hamás contra la población civil israelí en octubre del 2023, es por su parte acusado de genocidio contra la población civil de Gaza, territorio palestino gobernado por las milicias de Hamás.
La invasión militar de Rusia en Ucrania sigue. Luego de dos años de combates esta guerra ha llegado a un empate. Muchos países de lo que ahora se hacen llamar el Sur Global exigen a Ucrania aceptar un cese al fuego, con el cual Rusia se quedaría con el control de los territorios ucranianos ocupados. Hay una extraña coalición de movimientos y gobiernos de izquierda y de extrema derecha para imponer a Ucrania este cese al fuego. Donald Trump se perfila como líder de esta coalición, junto con los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Irán, Venezuela, Brasil y México. Una mayoría de los países miembros de Naciones Unidas favorece esta posición, que en última instancia significaría obligar a Ucrania a rendirse ante la agresión rusa.
En Haití no hay estado ni gobierno, la policía y el ejército son unas pandillas más. Naciones Unidas da ayuda humanitaria, pero no emite un mandato para una fuerza de intervención que tome control de Haití.
No extraña que muchos vean con preocupación el rol y el rumbo de las Naciones Unidas, creadas luego de la Segunda Guerra Mundial para evitar guerras, defender los derechos humanos y hacer cumplir el derecho internacional.
Es tiempo de que trabajemos para evitar que el sistema de Naciones Unidas se vuelva inútil.
Saludos,
Paolo Lüers