En estos días varios amigos me han preguntado: ¿Qué ondas con el 3 de marzo? ¿No vas a usar una de tus cartas para llamar a la gente a votar masivamente para elegir alcaldes, concejales y diputados del Parlacen –así como hiciste para las elecciones presidenciales y para la Asamblea? ¿O para llamarlos a no votar para expresar su protesta?
Para ser honesto: No lo sé. Ni lo he pensado. Luego de la farsa del 4 de febrero y sus escrutinios fallidos y manipulados ni he querido pensar sobre otras elecciones en tiempos de Bukele...
Esta experiencia de las elecciones fallidas nos pone a todos ante un verdadero dilema. Recibí consejos contrarios: Llamar a votar, me dijeron unos. Llamar a no votar, me dijeron otros. Y algunos me dijeron: No diga nada, no vale la pena. Lo complicado es que todos tienen argumentos.
Descarté primero la tercera opción –la de hacerme el maje y no decir nada. Era mi tentación, pero no puedo hacerlo. No está en mi ADN. Si llego a la conclusión de que estas votaciones del 3 de marzo no valen la pena, es una posición y habrá que argumentarla abiertamente.
Hay varios argumentos para no ir a votar. La experiencia de cómo el Tribunal permitió cualquier tipo de chanchullos para obstaculizar que la oposición se exprese en estas elecciones nos dice que esto se va a repetir el 3 de marzo. Las diputaciones para el Parlamento Centroamericano de todos modos no son un incentivo para ir a votar, porque no tienen relevancia. Y con los nuevos 44 municipios, que han creado a la medida para asegurar que Nuevas Ideas los gane todos, la elección de alcaldes ya está amañada de antemano. Es obvio que por estas razones mucha gente va a quedar en casa –la participación será aún más raquítica que la del 4 de febrero.
También hay buenos argumentos para sí ir a votar –a pesar de todo lo irregular que rodea estas votaciones. O incluso por eso. Si los que no creen en la limpieza de estas elecciones todos se quedan en casa, se deja la cancha a los tramposos. Y dejaríamos solos a los pocos candidatos a alcaldes, que tienen la valentía de correr contra Nuevas Ideas, o sea contra. viento y marea, contra fraude e intimidaciones. Peor aún, dejaríamos solos a los valientes y tercos activistas de los partidos opositores, a los DonQuijotes luchadores contra molinos de viento, quienes el 3 de marzo van a cuidar urnas, contar votos y denunciar los chanchullos, como lo hicieron en febrero. Ellos no tienen la opción de hacer caso a la goma que les quedó del 3 de febrero; no pueden simplemente quedarse en casa...
Si hay buenas razones de no votar y buenas razones de ir a votar, a pesar de todo, entonces ¿qué hacer?
Que cada uno tome una decisión consciente. Que nadie quede en casa solo porque le da hueva otra vez ir para dar su voto que luego no cuenta. Si llega a la conclusión que en el municipio donde vota ni siquiera hay un candidato opositor a alcalde que vale la pena apoyar, no vaya a votar.
Pero si hay un candidato bueno, valiente, honesto que merece su apoyo, vaya a darle su voto. Aunque no gane. Donde hay ciudadanos dispuestos a volver a ir a cuidar los votos y luchar contra el fraude, no los pueden dejar solos. Tienen que ir a votar, sólo para mostrar que sí hay alternativa, sí hay candidatos que no son mañosos, – y que sí hay ciudadanos críticos.
Y en los pocos municipios donde hay un candidato opositor que tiene la madera y el apoyo comunal para ganar, hay que ir masivamente a votar por él y defender los votos. Ahí sí sería irresponsable quedarse en casa, quedarse callado y quedarse al fin sin un buen alcalde o un buen concejal.
Lo siento mucho, amigos: No tengo una respuesta clara para todos. La tiene que dar cada uno de ustedes.
Saludos,
Paolo Lüers