Este jueves, todos ustedes recibieron vía Twitter un mensaje claro y sonante por parte del Fiscal General de Nayib Bukele:
“La Fiscalía General solicitó al Juzgado de Extinción de Dominio que 143 inmuebles, 41 vehículos, 27 cuentas bancarias y un helicóptero que están relacionados al patrimonio de Alfredo Cristiani, pasen a manos del Estado, en continuidad al proceso que enfrenta el exmandatario, desde junio del año pasado. El expresidente Alfredo Cristiani incorporó a sus empresas grandes sumas de dinero que pertenecían al Estado y que sirvieron para ocultar y legitimar el lavado de dinero. Se estima que de todas estas actividades relacionadas con la corrupción el exmandatario obtuvo más de 9 millones de dólares.” (Twitter de la FGR, jueves 15 de febrero 2024).
En caso que alguien necesite traducción, el mensaje es: “Esto lo podemos hacer a cualquier empresario, si no acepta la nueva realidad, las nuevas reglas – y a nuestro líder Nayib Bukele. Cristiani ha sido su líder, un hombre de poder, una leyenda – y miren cómo lo estamos jodiendo y a sus hijos y hasta a sus nietos”.
Lo hacen, porque pueden. Y pueden, porque ya no existen jueces que les pongan límites.
Lean bien el tuit de la Fiscalía. Demuestra el descaro, con el que el Estado actúa contra quienes considera sus enemigos.
La Fiscalía solicita que pasen “a manos de Estado” todas las propiedades, no sólo las del expresidente Cristiani, sino las de su esposa, su hermano y sus hijos. Pero no menciona que esta confiscación de facto ya se consumó hace meses, sin que ni siquiera hubiera arrancado el juicio – y sin que la Fiscalía haya presentado pruebas y la familia haya tenido oportunidad de presentar sus pruebas. Un ejemplo: El helicóptero que mencionan ya fue pintado de otros colores, cambiado de matrícula, y convertido en ambulancia aérea. Todo el país lo vio en cadena nacional, cuando el presidente inauguró el nuevo Sistema de Emergencias. El helicóptero que apareció en el video es propiedad de una empresa fundada y desarrollada por los hijos de Cristiani, en la cual su padre jamás ha tenido ni inversión ni participación.
Para hacer todo esto utilizan la Ley de Extinción de Dominio, creada para combatir el crimen organizado. Esta ley permite confiscar propiedades a las mafias, pero tiene un defecto peligroso: Permite que la Fiscalía confisque propiedades sin necesidad de comprobar que son malhabidas. Nunca debería haberse aprobado en esta forma, porque anula una regla básica de la justicia: que un ciudadno es inocente hasta que el Estado compruebe su culpa. Y para colmo, ahora usan esta ley contra empresarios incómodos y políticos opositores.
El año pasado, la acusación era que el hombre se había apropiado 4 millones de dólares, mediante cheques emitidos por Casa Presidencial -pero sin presentar copias de los cueques, sin informar sobre el número de los cheques, las fechas y los montos de cada uno. Ahora, por arte de magia, los 4 millones se han convertido en 9 millones. Yo pasé 5 años estudiando literatura y lingüística, pero esta frase se escapa de mi comprensión: “Incorporó a sus empresas grandes sumas de dinero que pertenecían al Estado y que sirvieron para ocultar y legitimar el lavado de dinero”.
¿Qué diablos quieren decir? Grandes sumas pueden ser miles o millones o billones. ¿Y qué quiere decir que estas grandes sumas sirvieron para ocultar y legitimar lavado de dinero? ¿Cómo? ¿Aparte de acusarlo de haber robado 4 millones al Estado, ahora lo acusan de haber usado este dinero para cometer otros delitos de corrupción, lavando dinero? Pero no dicen cuál dinero, qué sumas, proveniente de qué otras actividades ilícitas.
Y sigue peor el enredo: “De todas estas actividades relacionadas con la corrupción el exmandatario obtuvo más de 9 millones de dólares”. ¿Cuáles actividades – y cuáles actos de corrupcion? ¿Y cómo un dinero oculta otro dinero?
Si querían decir que el expresidente robó de las arcas de Estado 9 en vez de 4 millones, ¿por qué no lo dicen así y pasan a comprobarlo? ¿Por qué tanto enredo?
Si algo he aprendido del lenguaje en mi vida como escritor es que si alguien enreda las cosas es porque está mintiendo. A la Fiscalía se le acabó el plazo para presentar su acusación y sus pruebas. Así que inventó algo y lo tiró al público. Quieren ganar un juicio mediático antes de que exista un juicio de verdad. Es obvio que están patinando. Simplemente confían que los jueces, sin pedirles pruebas y sin exigirles coherencia, van a aceptar la acusación. Ojalá se equivoquen y todavía existan jueces de verdad en El Salvador, a pesar de todo…
Más allá de la persona Alfredo Cristiani, su familia, sus empresas, y sus propiedades, se trata de destruir una leyenda: la del presidente que logró la paz y administró exitosamente la transición a la democracia. Si los Bukele quieren reescribir la historia y quitarle legitimidad a la paz y a la democracia, necesariamente tienen que desmontar la leyenda del presidente de la Paz.
Así que señores empresarios, recibieron el mensaje: Si podemos tocar al presidente de la Paz, podemos tocar a cualquiera.
Mi papá me dejó un consejo valioso: “Si te dicen pórtate bien, sólo para callarte, mejor pórtate mal".
Saludos, Paolo Lüers