Martes, 3 de diciembre 2019. En Pekín hace un frío, que uno siente en los huesos. No así dentro del Zhongnanhai, el palacio donde despacha Xi Jinping, el secretario general del Partido Comunista Chino y presidente de la República Popular. Es ahí donde este día recibe, con todos los honores, a Nayib Bukele, el presidente de El Salvador.
Luego de la liturgia de una visita de Estado, se reúnen los dos presidentes para hablar de la cooperación que China ofrece a El Salvador. “Tenemos un problema”, dice Xi. “Me informan que la comisión mixta de expertos no se ha podido poner de acuerdo sobre el tipo de proyectos que vamos a hacer con ustedes. Nuestros expertos, luego de estudiar de fondo las necesidades de desarrollo de El Salvador, han propuesto que los $500 millones serán dedicados al medio ambiente: un sistema de tratamiento de todas las aguas negras para el Gran Salvador, y una planta de desechos sólidos que generará energía. Pero su delegación ha hecho una propuesta que va en otra dirección y que nosotros aun no logramos entender. ¿Realmente un estadio de fútbol, una biblioteca y un parque de diversiones en la playa son prioritarios para un país con problemas de contaminación y un sistema deficiente de salud?
Nayib Bukele contesta: “Permítame contradecirle, señor presidente. Nosotros tenemos otros criterios, y tal vez sea útil para su gobierno entenderlos. La política tradicional ha sido invertir en megaobras de infraestructura. Esto hicieron mis predecesores y mire cómo fracasaron. La nueva política es diferente. Tanto a nosotros como a ustedes, los donantes, conviene mucho más ejecutar proyectos que satisfagan la necesidad del pueblo de distraerse, de divertirse. Estos proyectos permiten a la gente a sentirse orgullosa. La gente no se siente orgullosa de su país -y de su gobierno- por un proyecto enfocado en sus excrementos y su basura. Necesitamos entender lo que la gente realmente quiere y darles lo que les haga feliz. Por eso el estadio, el parque de diversiones y en el centro de la ciudad una biblioteca, que más bien será una atracción turística. Con esto, también China y usted como su líder se consagrarán en el imaginario del pueblo salvadoreño.”
Xi Jinping todavía no está convencido. “¿Y si buscamos una solución media que tome en cuenta ambos criterios, el nuestro y el suyo? ¿Qué tal si construimos dos o tres hospitales de primera categoría, con toda la tecnología incluida? Serían muy visibles y al mismo tiempo útiles para su pueblo. Entiendo que usted no ha podido construir los hospitales que prometió".
“Usted no ha entendido nuestro criterio”, le contesta Bukele. “Tiene que entender los verdaderos anhelos de la gente, en El Salvador y en la China. Con solo renovar, cuando era alcalde, unas plazas en el centro histórico e iluminarlas como lo hacen en el Primer Mundo, me catapulté a la presidencia. Hagamos los proyectos que nosotros solicitamos – y luego usted verá los resultados y podrá aplicarlos aquí en China. La gente lo va a amar".
El presidente Xi dio instrucciones a su gente de preparar el convenio de cooperación con El Salvador en los términos que le planteó su invitado. “Hagamos lo que ellos quieren. Pero que esté claro: Aquí terminan las donaciones para este país y este presidente tan arrogante. Ya tendrán su circo, y que vean ellos cómo les irá si no agregan pan".
Y así se hizo. Bukele feliz. La gente feliz. Pero a diferencia a los cuentos clásicos, no felices por siempre.
Paolo Lüers
Posdata: A finales del 2023, cuando ya funcionaba el parque de diversiones en La Libertad, cuando ya 100 mil salvadoreños han hecho el tour guiado por la Ludoteca Nacional y cuando ya fue colocada ante las cámaras de Cadena Nacional la primera piedra del Estadio Nacional, salen varios estudios académicos que reconocen como logro importante del presidente Bukele que ha despertado entre los salvadoreños el orgullo nacional, el optimismo y la autoestima – a pesar de todas sus violaciones a la Constitución, a los Derechos Humanos y al orden democrático; a pesar de que no se ha hecho ningún hospital, a pesar del incremento de la pobreza extrema.