Por Mi amigo Chico Bertrand Galindo dijo ayer algo muy importante en la entrevista con Moisés Urbina: “Tiene que quedar bien claro a todo el mundo y especialmente a los funcionarios del ejecutivo que el presidente, con la licencia, se separó de las funciones que le tocan constitucionalmente. ¿Quién dirige la policía ahora? Ya no es el presidente Bukele. ¿El ejército? Ya no es el presidente Bukele. ¿La política exterior del país? Ya no es el presidente Bukele. ¿El consejo de ministros? Ya no es el presidente Bukele. Esto define la naturaleza del designado. No es un encargado de despacho, es un presidente en funciones”.
A los hombres de Nayib Bukele no les gusta que esto se diga y se entienda de esta manera contundente. El hecho que la Asamblea, bajo la dirección de Neto Castro, haya hecho esta transición con tantos errores procesales no es muestra de incapacidad. Es muestra de que quieren darle a la designada el más bajo perfil posible. Para ellos, el presidente es y será Nayib Bukele. Quien dice y cree otra cosa comete sacrilegio.
Por esto no emitieron ningún decreto que formalmente transfiere el poder ejecutivo de Bukele a la designada. Tendrían que haberlo hecho, pero como ya estaban violando tantos artículos de la Constitución -y por tanto todo el proceso de cualquier manera estaba marcado por la inconstitucionalidad de la reelección- ya no se sintieron limitados por ninguna regla. Tendrían que haber, por lo menos, juramentado a la señora designada, para darle legitimidad y autoridad a sus acciones – pero no lo hicieron, porque precisamente querían evitar que la designada sea percibida como la legítima comandante en jefe. Quieren que a la designada se vea y se trate como encargada del despacho...
Es lógico lo que continúa diciendo Francisco Bertrand Galindo: “(Los funcionarios del ejecutivo) tienen que tratar de entender qué pasó, cuáles son los límites del poder de la designada, a quién tienen que reportar los ministros...”
Y en seguida don Chico describe el mecanismo que Bukele utilizó para que ninguno de los ministros se salga del huacal, aprovechando un supuesto vacío de poder. En la cadena del día anterior los sienta a todos y los pone quietos con la amenaza de que la fiscalía está lista para perseguirlos por corrupción. El mensaje, según el Dr. Bertrán Galindo, es claro: “Yo me voy, pero ustedes estense quietos, nada de insubordinarse. Aquí le dejo una 38 cargada y quien se mueve, ahí se va".
Así de claras son las cosas. Y así de ambiguas, como casi todo lo que pasa alrededor de Casa Presidencial. Quieren que los funcionarios hagan caso a la designada, que nadie se salga del huacal, buscando más poder - y al mismo tiempo quieren que la gente perciba que nada ha cambiado, que el país sigue en manos del líder.
Entonces, más les vale que nadie se mueva. Saludos,
Paolo Lüers