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Carta-cuento: La tailandesa y el guanaco, la pareja perfecta

Al final la señora tailandesa habrá salido bien del proceso de bancarrota de su empresa, habrá pagado sus créditos y saldrá adelante. Mientras tanto, el presidente de El Salvador tendrá su gran show, será personaje internacional por unos días – y presidente por 5 años más. Este es el deal.

Por Paolo Luers
Periodista

Había una vez una empresaria en Tailandia, conocida en su país como la futura reina de los medios de comunicación y del show business. Para coronarse, compró en agosto del 2022 los derechos del concurso de belleza Miss Universo. Los compró a un precio de ganga, sólo 20 millones de dólares, luego de que Donald Trump casi arruinó esta mina de oro y la cadena NBC canceló el jugoso contrato que tenía con él. A la empresaria tailandesa le pareció el negocio de su vida...

Pero las cosas no salieron tan bien. La empresa JKN Global Group de la tailandesa Anna Jakkaphong Jakrajutapip entró en problemas de liquidez. Tuvo que enhuevarse para organizar la edición 2022 de Miss Universo en New Orleans – pero ya era claro que luego de este evento todavía iba a arrastrar el problema. Lo más preocupante era un bono de 12 millones de dólares pagable en el 2023. Sus acciones comenzaron a desplomarse al 20% de su valor. Así de grave fue la situación en enero 2022. La reina del showbusiness de Tailandia, tratando de meterse en las grandes ligas globales, estaba en problemas y necesitaba un palo donde agarrarse. El palo iba a ser la República Dominicana, pero cuando vieron las cifras, los dominicanos dijeron: “No, gracias, búsquense otros tontos...”

El palo que al fin encontró la tailandesa (o al revés) se llamaba Nayib Bukele – igual que ella un jugador de un país pequeño, que quiere jugar en las grandes ligas internacionales. Recién había decidido reelegirse en el 2024 a un segundo mandato, aunque esto estaba prohibido en la Constitución. Sólo podía arriesgarse si lograba mantener un extraordinario grado de popularidad. Con sus políticas regidas por la lógica de márquetin político, el hombre tenía las finanzas de su país en una crisis, que ya le estrechó el margen de maniobra que necesitan los populistas para mantener su popularidad con propaganda, dádivas y subvenciones. Ya se le había desinflado por completo el gran bluf con el Bitcoin, en el cual invirtió cientos de millones de dólares de fondos públicos - con la promesa que la secta internacional de las criptomonedas iba a crear en su país un boom de inversión y financiamiento alternativo, en forma de Bonos Bitcoin. Nada de esto se materializó. Necesitaba otras ilusiones que vender a la gente. Cuando Panamá renunció a la organización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, por los elevados costos para el Estado, Bukele se apuntó inmediatamente. Gastó más de 150 millones de dólares en el evento deportivo. Pero esto no era suficiente.

Cuando le informaron al presidente Bukele que la empresaria tailandesa necesitaba quien le resolviera su crisis de liquidez, no dudó en apuntarse. Ahí había una megalómana que necesitaba dinero y buscaba a otro megalómano que necesitaba más circo, más show, más distracción para su pueblo. Un "match" perfecto. En la noche de la coronación del Miss Universo en New Orleans, en enero 2022, la audiencia internacional se sorprendió ver un video, en el cual Nayib Bukele anunció que su pequeño país iba a ser anfitrión de la edición 2023. “See you soon in El Salvador...”, dijo al público mundial.

Y aquí estamos en El Salvador, viendo Miss Universo hasta en la sopa, esperando que culmine en la gran gala del 18 de noviembre. Nadie sabe con certeza cuánto dinero el gobierno Bukele ha aportado para financiar el evento – y cuánto la empresa tailandesa. Nadie conoce los términos del contrato. Por tanto, nadie sabe quién va a cobrar los millones de los derechos televisivos.

Al final la señora tailandesa habrá salido bien del proceso de bancarrota de su empresa, habrá pagado sus créditos y saldrá adelante. Mientras tanto, el presidente de El Salvador tendrá su gran show, será personaje internacional por unos días – y presidente por 5 años más. Este es el deal.

Las misses de 85 países habrán tenido unas vacaciones chivas en El Salvador, donde el gobierno las ha llevado a todos lados, dándoles seguridad y transporte de lujo. Habrán visto lo mejor de nuestro país. Los salvadoreños habrán tenido un poco de diversión, pero menos servicios de Educación y Salud.

La señora de Tailandia y el señor de El Salvador estarán contentos. Hasta la próxima crisis.

Pero esta historia no terminará con la frase “y todos vivirán felices”. No es un cuento de hadas. Es un cuento de egos, de dinero y de negocios oscuros.

Saludos,

Paolo Lüers

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