Por Estimados amigos:
Si hubieran creído en las encuestas, los guatemaltecos no hubieran votado a la segunda vuelta al candidato del único partido opositor a la corrupción. Y si se hubiera dejado asustar por las encuestas el candidato Bernardo Arévalo, a quien las encuestas nunca daban más de 3%, hubiera tirado la toalla hace ratos, en vez de ahora prepararse a disputar en segunda ronda la presidencia.
¿Qué pasó en Guatemala?
Algunos dicen que pasó un milagro. Yo no creo en milagros. Lo que pasó más bien es que todos los candidatos de la rancia y cleptocrática derecha guatemalteca fueron rechazados. El presidente actual Giammattei y su partido Vamos fueron derrotados. El genocida Ríos Montt, que no descanse en paz, fue otra vez derrotado y su hija fascista y admiradora de Bukele, Zury Ríos, pasó del tercer al sexto lugar.
Los guatemaltecos tuvieron otras preferencias: Entre votos nulos y votos en blanco, la de protesta contra todo el corrupto sistema guatemalteco alcanzó con 24.5% el primer lugar.
El segundo lugar tuvo Sandra Torres, quien como primera dama logró ganarse una reputación como benefactora de los pobres, aprovechándose que existe esta confusión entre políticas de inversiones en inclusión social y el populismo que regala dádivas a los pobres. Esta confusión le valió a Torres todavía un 15.8% y la pone a la cabeza de los candidatos.
Y de la nada, de la total marginalidad en el sistema de poder guatemalteco, vino el partido de los 3%, además con su nombre un poco cursi, “Semilla”, y con un candidato muy poco carismático, a quien le dicen Tío Berni. Sin una gran campaña y sin presencia organizada en el campo, con escasos recursos y poca presencia mediática, esta “esquina de los 3%” llegó con casi 12% de los votos a la segunda ronda a celebrar en Agosto.
Esto sí se va a poner interesante. La primera dama del presidente populista y corrupto Álvaro Colom, contra el hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente civil electo de Guatemala, en 1945, quien trató de establecer la democracia liberal en Guatemala. La “Unidad Nacional de Esperanza”, un partido plagado por la corrupción, contra “Semilla”, un movimiento nacido de las luchas ciudadanas contra la corrupción y la impunidad. “Esperanza” contra “Semilla” suena como un mal chiste, pero no lo es. Es la confrontación abierta entre corrupción y la sociedad civil que ya no aguanta esta mezcolanza tóxica entre autoritarismo, conservadurismo trasnochado, corrupción y la incursión de la mafia a la política, que caracteriza el sistema guatemalteco.
Muchos guatemaltecos, hartos de este sistema, que se ha reproducido con los más diversos partidos, no han creído en que pueda existir una alternativa. Estos son los del 24.5% que anularon su voto o entregaron papeletas en blanco. Muchísmos otros -un 40% de los guatemaltecos aptos a votar- ni siquiera se tomaron la molestia de ir a la urnas, por la misma razón: no veían que hay una alternativa. Con el sorpresivo éxito del candidato de la Sociedad Civil organizada para combatir la corrupción, de repente existe una alternativa real en la papeleta de la segunda vuelta.
Ahora los 3% de todas las encuestas van a ir a la ofensiva. Ya nadie los puede ningunear. Han mostrado que vale la pena apoyarlos. ¿Les parece a algo que se vislumbra en El Salvador, a pesar de todas las encuestas?
Dirijo esta carta a los opositores en El Salvador, porque son ellos que tienen que estudiar y entender lo que está pasando en Guatemala. Cuando una realidad oculta comienza a mordernos el trasero, es hora de despertar. Celebren: Hay vida luego de las encuestas, pero hay que vivirla con ganas.
Saludos...
Paolo Lüers