Joe Biden no necesita asesoría de un periodista centroamericano que está tratando de entender cómo Estados Unidos ha llegado a este situación peligrosamente jodida, en la cual corre peligro de perder la democracia. Los mejores analistas y comentaristas de la prensa de su país ya le han dicho todo, con gran claridad. Pero nosotros, que sabemos de propia experiencia cómo es cuando por errores de la clase política un país cae en manos de excéntricos autócratas, necesitamos estar claros de lo que está en juego en Estados Unidos.
Yo cumpliré 80 años este noviembre. Tengo problemas de corazón, bastante controlados, pero tengo todas mis facultades mentales intactas. Escribo 3 columnas a la semana, he terminado dos libros en los últimos dos años y estoy por terminar otro. Puedo hilar frases contundentes sin tropezarme con lagunas mentales. Estoy aprendiendo un cuarto idioma. Pero ni en mis sueños más locos se me ocurriría aplicar a un trabajo que requiere concentración y acción durante 12 horas y en tiempos de crisis 24 horas – y en el cual el bienestar de mi país y del mundo dependería de mis capacidades de procesar información y tomar las decisiones correctas. Ni siquiera me atrevería a acepar un trabajo de 8 horas diarias. Necesito espacio para una siesta o para tomarme el día o la semana libre, cuando estoy agotado.
Todos pudimos observar en el debate con Trump que Joe Biden, aunque obviamente tiene la verdad y la razón de su lado en todos los puntos que discutieron, no tuvo la capacidad mental de aprovechar la terrible debilidad de su contrincante, su ignorancia, su carácter de sociópata, sus mentiras absurdas. Cuando muchos le pidieron dejar que otro más joven e idóneo enfrente a Trump, para desenmascararlo, exhibirlo como farsante y vencerlo, los dirigentes demócratas dijeron que lo de Biden sólo fue un lapso, un mal momento, un mal debate. Pero esto nadie lo cree. Es irresponsable decir esto en vez de hablar claro con Biden. El debate ilustró mucho más que la incapacidad de Biden de ganar un debate y emprender una campaña vigorosa – demostró que ya no es apto para gobernar 4 años más. Los votantes lo saben - y por eso, si Biden es el candidato, Trump ganará. E incluso si lograra ganar Biden, Estados Unidos tendría un presidente demasiado débil para enfrentar los enemigos internos y externos de la democracia.
Ambos escenarios son inaceptables. Por eso, la única decisión coherente y responsable que Biden puede tomar es desistir de su candidatura, liberar a sus delegados y ayudar a su partido a definir el mecanismo para nombrar a un candidato ganador - o candidata, porque la vicepresidenta Kamala Harris, a la cual nunca dieron espacio para brillar, haría un formidable papel para destruir a Trump en un solo debate, tomando en cuenta su excelente carrera de fiscal implacable.
De todos modos era una locura que EE.UU. llegara a la situación absurda de tener que escoger entre un hombre de 81 años y otro de 78. Ni hablar de que uno de ellos es un delincuente condenado y egocéntrio loco. La democracia no sólo necesita alternancia de gobernantes, sino también alternancia de generaciones. No puede ser que EE.UU. y el mundo tengan que pagar las consecuencias de que se enfrenten un anciano, que insiste en regresar al poder, con otro anciano que no puede soltarlo. Es antiético sostener esta situación. De Trump nadie espera una decisión basada en ética, pero de Biden sí. Si no la toma, destruye su legado como presidente racional, basado en principios y la ética.
Al mismo tiempo que, por la terquedad de Biden, Estados Unidos puede caer en manos de una derecha irracional, lo mismo puede pasar en Francia. Imagínese una OTAN paralizada por un eje Trump-Orban-Le Pen. Putin estaría feliz.
A los partidos democráticos de Francia les quedan unos pocos días para tomar las decisiones difíciles pero indispensables para parar la ultraderecha. Si se unen en un solo Frente Democrático entre conservadores, izquierda democrática y el centro de Macron, pueden evitar en la segunda vuelta electoral que Francia caiga en manos de un movimiento con raíces fascistas. Las democracias pierden cuando sus líderes no toman las decisiones coherentes y responsables.
Está en manos de Biden evitar que esto pase en Estados Unidos. Tiene la opción de terminar su mandato con dignidad, no con mezquindad, y de dejar que alguien más joven termine terminar su lucha - alguien con más fuerza, que pueda destrozar la caricatura de candidato que es Trump.
Soy optimista. Confío en la integridad y el compromiso de los verdaderos demócratas. Ambos a veces exigen sacrificios – y un poco de presión desde abajo.
Saludos...
Paolo Lüers
Joe Biden's dilemma
Joe Biden doesn't need advice from a Central American journalist who is trying to understand how the United States has gotten into this dangerously screwed-up situation, in which it is in danger of losing its democracy. The best analysts and commentators in his country's press have already told him everything, with great clarity. But we, who know from our own experience what it is like when a country falls into the hands of eccentric autocrats because of the mistakes of the political class, need to be clear about what is at stake in the United States.
I will be 80 years old this November. I have heart problems, fairly well controlled, but I have all my mental faculties intact. I write 3 columns a week, have finished two books in the last two years and am about to finish another. I can string together cogent sentences without stumbling into mental gaps. I'm learning a fourth language. But not in my wildest dreams would I ever dare to apply for a job that requires 12-hour concentration and action, and in times of crisis 24 hours - and on which the welfare of my country and the world would depend on my abilities to process information and make the right decisions. I wouldn't even dare to accept an 8-hour day job. I need space for a nap or to take the day or the week off when I am exhausted.
We all could observe in the debate with Trump that Joe Biden, while obviously having truth and reason on his side on all the points they argued, did not have the mental capacity to take advantage of his opponent's terrible weakness: his ignorance, his sociopathic character, his absurd lies. When many asked him to let someone younger and more suitable face Trump, to unmask him, expose him as a phony and defeat him, the leaders of his party said that Biden's was just a lapse, a bad moment - one bad debate. But no one believes this. It is irresponsible to say this instead of talking straight with Biden. The debate illustrated much more than Biden's inability to win a debate and wage a vigorous campaign - it showed that he is no longer fit to govern for 4 more years. Voters know this - and that’s why, if Biden is the nominee, Trump will win. And even if Biden were to win, America would have a president too weak to face the internal and external enemies of democracy.
Both scenarios are unacceptable. Therefore, the only coherent and responsible decision Biden can make is to withdraw his candidacy, release his delegates and help his party define the mechanism to name a winning candidate. It could perfectly be a woman: Vice President Kamala Harris, who was never given room to shine, would play a formidable role in destroying Trump in a single debate, taking into account her excellent career as a ruthless prosecutor.
It was insane anyway for the US to get into the absurd situation of having to choose between an 81 year old and a 78 year old man, let alone one of them being a convicted felon and a crazed egomaniac. Democracy needs not only alternation of rulers, but also alternation of generations. It cannot be that the U.S. and the world have to pay the damages of reducing the options to an old man, who insists on returning to power, confronting another old man, who cannot let go of power. It is unethical to sustain this situation. No one expects of Trump a decision based on ethics, but certainly of Joe Biden. If he does not make it soon, he destroys his legacy as a rational ruler, anchored on principles and ethics.
While because of Biden's stubbornness the United States may fall into the hands of an irrational extreme right-wing movement, the same may happen in France. Imagine a NATO paralyzed by a Trump-Orban-Le Pen axis. Putin would be happy.
France's democratic parties have a few days left to make the difficult but indispensable decisions necessary to stop the far right. If they unite in a single Democratic Front between conservatives, democratic left and Macron's center, they can prevent in the second electoral round France from falling into the hands of a movement with fascist roots. Democracies lose, when their leaders do not make coherent and responsible decisions.
It is in Biden's hands to prevent this from happening in the United States. He has the choice to finish his term with dignity, not pettiness, and let someone younger, with more strength, shatter the caricature of a candidate that Trump is.
I am an optimist. I have confidence in the integrity and commitment of true Democrats. Both sometimes require sacrifices - and a little pressure from below.
Regards, Paolo Luers