Ciudadano presidente:
Lo hizo otra vez. En mi carta del 23 de febrero sobre el primer aniversario de la invasión rusa a Ucrania, escribí: “Es una sinvergüenzada especial y a la vez una estupidez que Nayib Bukele piense que simplemente puede callarse.” El día siguiente, el 24 de febrero, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución condenando la agresión rusa contra Ucrania y exigiendo a Putin inmediatamente suspenderla. El Salvador se abstuvo -como era de esperar, conociendo la manera como usted conduce con berrinches la política internacional.
Los únicos países de las Américas que se abstuvieron cobardemente fueron Bolivia, las dictaduras de Cuba y Nicaragua... y El Salvador. Bonita compañía en que usted está poniendo a nuestro país.
A nivel mundial, sólo países como China, Coreo del Norte, Siria, e Irán se negaron a exigir a Putin que cese esta guerra. La resolución fue aprobada por 140 países, la gran mayoría de naciones. Sólo 5 países, dirigidos por Rusia, votaron en contra y hubo 38 gobiernos oportunistas que pensaron que podían esconder su cobardía detrás de la abstención. Uno de ellos, el su gobierno.
Ya varias personalidades de nuestro país han expresado a Ucrania -y al mundo- que no están de acuerdo. Ellos apoyan la campaña que en todo el mundo dice #StandWithUcraine – estamos con Ucrania.
Incluso los gobiernos de México, Brasil y Colombia, que durante todo el año han preferido promover iniciativas de una salida política al conflicto Rusia-Ucrania, en vez de levantar sus voces para condenar a Putin, a la hora de la verdad han cerrado filas con las naciones democráticas que promovieron esta resolución.
Usted tuvo el vienes pasado la oportunidad dorada de corregir su política y distanciarse claramente de Putin y su flagrante violación del derecho internacional –y de la paz mundial. La dejó pasar, porque le es más importante su berrinche con Estados Unidos y no quiere apartarse de la línea que emana de Rusia, Irán y China
El daño que está haciendo al país, no tendrá fácil reparo. Nos condena al aislamiento del mundo civilizado, con todas las consecuencias políticas, económicas y hasta financieras que nos atrae.
Al mismo tiempo que esto pasa, circulan en el mundo las imágenes de los miles de reos salvadoreños expuestos de manera indigna y humillante en su traslado al Campo de Concentración Tecoluca. Lo que más asusta a la gente en otros países, es que para usted y su gobierno estas imágenes son fuente de orgullo, mientras afuera del país las ven como muestras de que en El Salvador están siendo violados sistemáticamente la Constitución, el Estado de Derecho y los Derechos Humanos. Ustedes mismos han difundido estas imágenes, orgullosos de su logro de haber encarcelado a unos 70 mil personas, y en vez de hacerles los debidos juicios ante los tribunales, los someten a condena pública ante las cámaras.
Los medios más prestigiosos del mundo han publicado estas fotos, junto a reportajes que describen que los miles de detenidos, todos en detención provisional sin ninguna condena, estarán sometidos a condiciones extremadamente punitivas en Tecoluca, incluyendo torturas físicas y sicológicas. Esto, en un Estado de Derecho, ni siquiera es aceptable para detenidos que luego resulten culpables – y muchos menos para los miles de detenidos inocentes.
Pero en su manera de gobernar, ya no existe esta regla fundamental que el Estado puede tener a los sospechosos provisionalmente detenidos, pero no someterlos a un régimen punitivo, mientras no estén condenados. De las miles de personas tratadas y retratadas como su fueron ganado, la gran mayoría no tiene condena – y muchos de ellos no han cometido ningún delito.
Con su negativa de condenar la agresión rusa, y con su macabro show en el Campo de Concentración, nuestro país queda aún más aislado. Seremos vistos como otro país que no respeta los derechos humanos, igual que los demás países que se negaron a aprobar la resolución de Naciones Unidas sobre Ucrania.
Sin más que agregar, Paolo Lüers