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Carta a los que todavía no les han reformateado la memoria

Hoy, 38 años después, todavía me topo (sobre todo en las redes sociales) con algunos que me niegan el derecho de opinar y participar en la política del país en el cual he pasado una vida entera luchando, trabajando, haciendo familia, educando a mis hijos, ejerciendo mi oficio, debatiendo.

Por Paolo Luers
Periodista

Escúchala en la voz de su autor

Estimados amigos:

Escribo estas líneas el 10 de enero del 2024.

Múltiple aniversario:

El 10 de enero 1981 llegué al país. Para quedarme...

El 10 de enero 1981 estalló la guerra civil. Me hice guerrillero.

El 10 de enero 1981 comenzó sus emisiones la emisora guerrillera Radio Venceremos. Con ella inicié otro capítulo diferente de mi carrera de periodista.

El 10 de enero 2022 es otro aniversario que marcó mi vida.

El jueves 10 de enero 2019, meses antes que se pusiera en retroceso el desarrollo democrático de El Salvador, publiqué el siguiente artículo:

Un día 10 de enero como hoy, pero del año 1981, llegué a El Salvador. Cumplo 38 años de vivir y trabajar aquí – ya más que los años que pasé viviendo en Alemania.

Este mismo día, el 10 de enero 1981, estalló la guerra que durará 11 años. Se anunció con unos bombazos en el cuartel San Carlos, a dos cuadras de la casa donde con otros periodistas estuvimos esperando el inicio de la ofensiva. En el avión me habían advertido que a las 5 de la tarde iba a comenzar la guerra, cosa que por supuesto no la creí – hasta que utualito a esta hora empezó a temblar la colonia Laico.

Este día cambió la historia del país – y ciertamente la mía. De repente me encontré en medio de una guerra, con balas y muertos de verdad, una guerra que comencé a acompañar como observador, pero que pronto me arrastró como un remolino en corrientes cruzadas de agua. Lo más violento que había visto como reportero y fotógrafo habían sido manifestaciones donde estudiantes y antimotines se agarraron a palos – pero el 11 de enero 1981 ya me tocó tomar fotos de muertos en combate, y de cadáveres que en sus manos tenían naipes, los “calling cards” de un escuadrón de la muerte. Poco después tomé la decisión de unirme a la guerrilla.

Cuando 11 años después pusimos fin a esta guerra, decidí quedarme y ser partícipe de la reconstrucción del país y de su tejido social. ¿Qué sentido tiene aguantar la guerra, si luego uno no disfruta de la paz, de la libertad, de los retos que plantean?

Hoy, 38 años después, todavía me topo (sobre todo en las redes sociales) con algunos que me niegan el derecho de opinar y participar en la política del país en el cual he pasado una vida entera luchando, trabajando, haciendo familia, educando a mis hijos, ejerciendo mi oficio, debatiendo. Callate viejo, ni sos de aquí… Me dan risa. Muchas veces no tienen ni la mitad de años de vivir en El Salvador que yo. Lo que se construyó en la guerra y en la paz les parece un sistema obsoleto, poco cool, nada sexy, deficiente, aburrido, lo mismo de siempre. Te dicen en la cara que todas estas luchas no cambiaron nada, no lograron nada – y que Bukele tiene razón de querer botar este sistema y refundar la Patria. 

Pero esto no va a pasar. Somos demasiados los que sí hemos vivido la guerra y aprendido sus lecciones. Somos demasiados que nos recordamos de los tiempos cuando por una broma o una canción te podían detener o incluso matar. Son demasiados también los jóvenes que, aunque hacen uso de la libertad de criticar y protestar, no se compran el discurso anti político y anti sistema – mucho menos de un hijo de papi, que nunca tuvo que arriesgar nada en su vida. Por esto no me afligen los fanáticos. En 38 años he venido a conocer a mi gente. Joden, pero no se dejan joder. Pueden dejarse engañar, pero no dos veces por los mismos. Defienden lo conquistado. 


Obviamente, en el último párrafo me equivoqué. A diferencia de muchos otros, yo tuve suficiente visión para identificar al entonces candidato Nayib Bukele como un peligro para la democracia. Lo advertí cuando apenas era candidato a la alcaldía de un pueblito llamado Nuevo Cuscatlán. Lo que en el año 2019 no me pude imaginar es que la gente se iba a dejar joder por un demagogo sediento de poder. La verdad es que no defendieron lo conquistado, así que a otro generación le tocará conquistarlo de nuevo.

Los que no se han dejado lavar el coco: No se olviden del otro aniversario que se avecina: el 16 de enero, día de la firma de la Paz.

Saludos,

Paolo Lüers

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Guerra Civil De El Salvador Las Cartas De Paolo Lüers Opinión

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