Su última "nueva idea" nocturna: atraer y nacionalizar en El Salvador a “5,000 científicos, ingenieros, médicos, artistas, y filósofos extranjeros altamente especializados”.
El 20 de julio 2018, cuando ya se había postulado como candidato a la presidencia, usted escribió en Twitter: “El que diga que en El Salvador no hay talentos es que no conoce El Salvador. Talento hay de sobra. Más que demostrado, una que otra vez”.
Seguramente se refirió a talentos como usted mismo, que se sintió tan talentoso que consideró pérdida de tiempo terminar sus estudios universitarios y mejor se dedicó a manejar una discoteca. También se refirió a los talentosos bachilleres con los cuales se rodeó en su camino al poder: Ernesto “El Brozo” Sanabria (hoy su secretario de Prensa), Ernesto “El Burro” Castro (su ex secretario privado y ahora presidente de la Asamblea Legislativa), Carlos Marroquín (su director de Tejido Social y su contacto con pandillas), Carolina Recinos (su jefa del gabinete), Peter Dumas (su director del Organismos de Inteligencia del Estado), Vladimir Handal (su secretario de Innovación Tecnológica)...
En su programa de gobierno, el famoso y luego abandonado y olvidado Plan Cuscatlán, usted anunció un programa de “repatriación” del talento salvadoreño: jóvenes profesionales que emigraron, estudiantes con becas en el exterior, que nunca regresaron.
Obviamente, este plan no funcionó, la tal “repatriación” fracasó. Nadie de los “talentos fugados” quería regresar a un país en pleno desmontaje de la democracia. Ninguno de los más brillantes doctores, ingenieros, expertos en tecnología y académicos quería abandonar su carrera en el extranjero para regresar a un país, donde tratan con las patas al sistema de salud y la profesión médica, a la educación, sobre todo la educación universitaria –y donde hay un clima tan adverso para el ejercicio de la crítica.
Conozco a varios jóvenes, que estudiaron medicina en la UES, con el entusiasmo de su edad de querer servir a los más necesitados –pero quienes con lágrimas en sus ojos huyeron de las condiciones de los hospitales, donde les tocó trabajar por salarios miserables y sin ningún espacio para mejorar el sistema. Fueron a España, a Alemania, a Suecia y encontraron mejor forma de realización profesional. Por supuesto se rieron de su plan de “repatriación” de los talentos salvadoreños. Y con seguridad se encachimbaron, cuando ahora leyeron su ocurrencia sobre los 5 mil profesionales “altamente especializados”, a quienes usted ofreció pasaportes salvadoreños, como si estos fueran boletos de entrada a un paraíso de las ciencias, de la libertad académica y de expresión.
Bajo su presidencia, la fuga de talentos, lejos de revertirse, se ha incrementado dramáticamente, debido al maltrato que su gobierno da a médicos, a los universitarios y a los intelectuales independientes. Usted cerró la Universidad pública, la dejó sin presupuesto y los mejores estudiantes se fueron del país.
Un joven médico salvadoreño que se especializa en Alemania me habló para contarme una plática con un colega de Irán, que también está haciendo su especialidad en un hospital universitario alemán. Toda su familia, que es de la minoría kurda, tuvo que ir al exilio. El médico iraní no está muy feliz en Alemania y está buscando dónde ir y trabajar, una vez que se gradúe de cirujano.
“Mire, me contaron que el presidente de tu país está invitando a médicos especialistas. ¿Crees que es una oportunidad para mi? Hasta ofrecen la nacionalidad salvadoreña. ¿Qué tipo de condiciones encontraré en tu país?”.
“Ni lo pienses. Encontrarás un salario de tal vez $500, hospitales abandonados. ¿Por qué crees que yo me vine para acá, pasé dos años estudiando el idioma y me sometí a exámenes rigurosos para convertirme en cirujano aquí?”. Y le cuenta de su año social en el Hospital Rosales. Le cuenta cómo estaba al punto de abandonar la carrera, hasta que alguien le explicó que en Europa buscan médicos...
“Entonces, ¿tú no irías de regreso a tu país?".
“¡Ni loco! De mi clase de bachillerato el 75% está trabajando en el exterior y nadie va a regresar”.
Plática parecida puede haber tenido el salvadoreño, que terminó sus estudios de tecnología digital en Corea del Sur y se quedó allá para trabajar e investigar en el campo de inteligencia artificial. ¿Qué cree que este muchacho diría a un colega coreano o de la India que le pregunte sobre El Salvador? Diría: “Yo me fui porque no tenía sentido estudiar en la Universidad de El Salvador, porque no hay presupuesto para investigación. Y ahora es peor".
Así que, excelentísimo bachiller Bukele, su más reciente ocurrencia no sólo no tendrá éxito, es sumamente ofensiva para los talentos nuestros que han tenido que abandonar su patria para progresar.
Sin más que agregar,
Paolo Lüers
Posdata: Me han preguntado por qué dedico tantas cartas al presidente. Bueno, es porque en este país sólo él decide, dice y desdice. Antes escribía las cartas a los diferentes ministros o dirigentes partidarios. Ya no tiene sentido. Lo único que dicen es: Estamos cumpliendo las órdenes del presidente.