Estimados seres queridos de los arbitrariamente detenidos:
Si ustedes se callan, el gobierno se sale con la suya y logra proyectar como un gran triunfo su política de mano dura.
Ya todo está dicho sobre un año de régimen de excepción. No lo voy a repetir. Voy a hablar a los afectados.
Hay unos 5 mil casos denunciados y documentados de jóvenes que tienen meses en las cárceles, a pesar de que no deben nada. Detrás de estos 5 mil casos hay por lo menos 50 mil familiares, amigos, vecinos que saben que son inocentes. Y esto solo son los casos que se conocen porque las familias los han denunciado. Pero no todos los familiares han puesto denuncias. Siempre es así, por múltiples razones: miedo, desconocimiento de los derechos, falta de recursos y de contactos.
Debe haber una cifra escondida entre 10 y 20 mil inocentes más en las cárceles. Detrás de cada uno de ellos hay por lo menos 10 personas que saben lo injusto que es tener a estas personas encarceladas, maltratadas, aisladas de sus familias, privadas de sus derechos constitucionales – y en muchos casos torturadas.
Estamos hablando de entre 150 y 250 mil afectados por la injusticia sistemática del estado de excepción. Tal vez tienen miedo, pero no tengo duda que están encachimbados.
Esta cantidad de ciudadanos afectados, más otras decenas de miles que no están directamente afectados, pero que entienden el peligro que todo esto significa para al Estado de Derecho y la democracia del país – todos deberían romper con el miedo y el silencio y hablar, denunciar, gritar.
Es la única forma de evitar que las injusticias cometidas se vuelvan en ganancia política y electoral de los responsables en el gobierno.
Luchar por la libertad de miles de inocentes encarcelados no tiene nada que ver con defender a los pandilleros – aunque la propaganda oficialista todos los días lo pinta así. Tienen que decir esto para intimidar a los familiares, para que no se movilicen y no hablen.
Por supuesto la seguridad que el régimen de excepción está proveyendo es algo positivo, pero lo negativo es que se construye a costa de la libertad y los derechos humanos de miles de inocentes. Es cierto que ahora la población en las comunidades de bajos recursos tiene menos que temer de las pandillas, es verdad que hay mucho menos homicidios y
desapariciones, pero hay entre 15 y 25 mil víctimas de otra forma de violencia y persecución, que ahora proviene de las fuerzas de seguridad. Esto no es justo y tampoco es sostenible – y ustedes lo saben.
Pero solamente pocos de ustedes lo dicen en voz alta. Esto tiene que cambiar, si quieren rescatar a sus hijos, padres o esposos y evitar que se pudran en el nuevo campo de concentración. Ahí los van a meter a todos, pecadores igual que justos – y botar la llave. El presidente, el ministro de seguridad, el jefe de la policía, el jefe del ejército – todos han dicho que de ahí no saldrán vivos.
Si ustedes no comienzan a luchar en serio, a tomarse las calles, a hablar con los medios de comunicación, a convencer a sus vecinos, a organizar una resistencia masiva contra la injusticia que sufren sus familiares, amigos, compañeros de estudio, vecinos en las cárceles, la cosa no va a cambiar. Si ustedes no se hacen escuchar, las organizaciones de derechos humanos y los periodistas que estamos señalando permanentemente las injusticias seremos aislados y pronto reprimidos.
Ustedes son muchos y tienen una causa justa y noble. Ustedes pueden hacer la diferencia.
Saludos, Paolo Luers