Por Se suma a la fiesta del “philosopher king” Nayib Bukele un rey de verdad, más bien un rey múltiple: su majestad Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, Rey Católico, Rey de España, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Nápoles, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña y de Brabante, de Milán, de Atenas y de Neopatria, Marqués de Oristán, Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol, de Barcelona, del Rosellón, de la Cerdaña y de Gocéano, Señor de Vizcaya y de Molina. También, aunque casi en desuso, lleva los títulos de: Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia, Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Wurtemberg, Landgrave de Alsacia, Príncipe de Suabia, Conde palatino de Borgoña, Conde de Artois, Hainaut, Namur, Goricia, Ferrete y Kyburgo, Margrave del Sacro Imperio Romano y Burgau, Señor de Salins, de Malinas, de la Marca Eslovena, de Pordenone y de Trípoli.
Estoy mareado, señor Borbón, mejor me tomo un Bourban con un cubito de hielo y unas gotas de agua mineral. ¡Salud! Me pregunto si los habitantes de todos estos lugares, por ejemplo Croacia, Grecia, Cerdeña y Jerusalén, saben que tienen un monarca. ¿Y los que sí lo saben, los españoles, sabrán por qué su jefe de Estado legitima con su presencia a un presidente ilegítimo, uno que se queda gobernando más allá de su mandato, cosa prohibida por la Constitución?
Bueno, como don Felipe es Rey y como tal tiene el job de por vida, este pequeño detalle de la reelección no lo tendrá muy preocupado, a diferencia de presidentes de países democráticos, que no quieren despertar sospechas que siguiendo el ejemplo de Bukele buscan su reelección -y que por esto no aparecerán en la fiesta de Bukele.
Sólo espero que la insurrección, a la cual los ciudadanos salvadoreños están obligados por su Constitución a emprender cuando un presidente se queda un solo día demás en el poder, no estalle mientras el Rey esté en el país. Tal vez habrá que aconsejarle que mejor pase la noche en Guatemala. Podría aprovechar su visita a este país para felicitar a los guatemaltecos y su presidente Bernardo Arévalo por haber logrado evitar que su país caiga también en una dictadura. O tal vez esto no le interesa mucho al rey. Entonces, que vaya a pernoctar en Belice, un paisito más adelante, que es una monarquía, aunque con un rey inglés… Bueno, que duerma donde le guste.
¿Y qué pensará el presidente del gobierno español del hecho de que en El Salvador, en la fiesta de Bukele, su rey se va a encontrar con Javier Milei, “El Loco”, el presidente de Argentina, que hace pocos días fue a España para insultarlo a él y a su esposa, doña Begoña? ¿Será que don Pedro mandó al rey para hacer las paces con Milei y salvar las maltrechas relaciones entre España y su ex colonia? ¿O será que el rey no consultó a su presidente de gobierno y viaja a El Salvador para bajarle sus ínfulas a don Pedro que se cree jefe de Estado?
Habrá que ver quiénes más de los poderosos del mundo se unirán a la fiesta. Y sobre todo, quiénes no. Ni siquiera sabemos a quiénes Bukele invitó. ¿Habrá invitado a sus homólogos Maduro y Ortega, para aprovechar celebrar una cumbre de dictadores? ¿Aceptarán ellos el desafío de dejarse ver a la par de la nueva estrella del autoritarismo internacional? Ya veremos pronto.
Ya sabemos que el dictador chino Xi Jinping manda a su ministro de Cultura y Turismo, Sun Yeli. Me imagino que el presidente de la República Popular China, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China y presidente de la Comisión Militar Central manda, no al canciller, sino al ministro de cultura porque quiere averiguar qué diablos está pasando por las noches en su biblioteca china.
Para no hacer esta carta demasiado larga para un asunto tan trivial como el show de Bukele, voy a terminar preguntando a mis lectores si se dieron cuenta de que no tengo mucho respeto por reyes y dictadores. Por esto el sarcasmo con sus abultados títulos. Soy republicano de hueso duro, no republicano como Trump, sino republicano como los que lucharon en España contra el golpe de Estado de Franco, quien quería restablecer la monarquía.
¡Viva la verdadera República, cabrones!
Paolo Lüers