Estimados amigos:
Les voy a contar algo que pasó este miércoles. Una de las figuras principales del FMLN, Karina Sosa, segunda al mando del partido, excandidata a la vicepresidencia, llegó a la entrevista de La Tribu, con Pencho y el Chino. Karina Sosa es una mujer simpática, culta, normalmente no aferrada a dogmas, además articulada. Todo iba más o menos bien en la entrevista: Karina Sosa habló sobre lo que está pasando en el país y denunció la persecución del gobierno de Bukele contra políticos opositores, críticos al gobierno y periodistas, hasta que le hacen una pregunta obligatoria, la que cualquier entrevistador serio le tenía que hacer: ¿Y Nicaragua? ¿Existe represión política en Nicaragua?
Ella tenía una salida fácil y lógica. Podría haber dicho: Me uno a lo que dos de los presidentes de izquierda recién electos, Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia, han manifestado sin rodeos: La represión contra la oposición en Nicaragua es inaceptable, exigimos la libertad de los presos políticos y el respeto a los Derechos Humanos.
Si hubiera dicho esto, todo su planteamiento contra la persecución política en El Salvador hubiera tenido credibilidad. Pero no, comenzó a tartamudear, dijo que respeta la autodeterminación de cada pueblo, que no se quiere meter en asuntos de otro país, que prefiere hablar de lo que está mal en El Salvador…
Le reformulan y precisan la pregunta: ¿Es una dictadura el régimen de Daniel Ortega? Ahora es una pregunta de sí o no. Ya no permite rodeos ni evasiones. ¿Es una dictadura o no es una dictadura, cuando todo el liderazgo opositor está encarcelado?
Pero Karina Sosa no se siente en libertad de dar la única respuesta posible: Sí, es una dictadura, es una vergüenza para la izquierda.
Si Boric y Petro han dicho esto, en voz alta y sin titubeo, ¿por qué nadie del FMLN lo puede hacer? ¿No entienden que sin decir esto y actuar en consecuencia, su discurso sobre la defensa de la democracia en El Salvador jamás va a tener credibilidad?
Es una falta inexplicable de un sentido de oportunidad: Otros dirigentes de la izquierda latinoamericana, como Petro y Boric, han abierto el camino para abandonar los absurdos compromisos con gobiernos totalitarios, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Ya no los defienden sólo porque provienen de la izquierda. Articulan una nueva posición: la izquierda es democrática o no es. Una vez que otros, con más valor y visión, han roto ese tabú y hablan con franqueza, ¿cómo es posible que una persona tan sensata como Karina Sosa no sepa aprovechar la brecha abierta?
En ese sentido, Karina Sosa es fiel representante de su partido. El FMLN lucha por su sobrevivencia, pero nadie entiende que es tiempo de dejar de defender lo indefendible, dejar de apoyar dictaduras en otros países.
Gabriel Boric y Gustavo Petro nunca hubieran ganado sus elecciones si no hubieran tenido el valor de desmarcarse claramente de las dictaduras de izquierda. Ambos han tenido y siguen teniendo resistencia en sus propias filas, pero han entendido que la izquierda no tiene legitimidad y futuro si no es democrática.
Aquí en El Salvador necesitamos una izquierda fuerte, pero la izquierda amarrada a falsos compromisos con dictadores es un obstáculo. Piénsenlo, amigos. Nunca es tarde para corregir los errores. Sólo les falta valor.
Saludos, Paolo Luers