Estimados lectores:
Las estadísticas de lectura en el Diario, en mi blog y en redes sociales me indican que siempre cuando escribo sobre asuntos internacionales, mi audiencia baja. Es una lástima, porque hay temas internacionales, que nos afectan a todos. Por tanto no voy a dejar de escribir sobre ellos.
Ecuador:
Este país eligió presidente el domingo pasado. No ganó la propaganda, tampoco ganó el chantaje del expresidente Rafael Correa, quien amenazó con convulsiones sociales y casi insurreccionales para presionar que se votara por su candidata Luisa González – y para que él pudiera regresar del exilio, donde se encuentra por acusaciones de malversación de fondos. Ganaron la prudencia, la racionalidad y la democracia. En medio de la polarización política que reina en Ecuador, y en medio de las pasiones que despertaron el asesinato de uno de los candidatos presidenciales y la ola de violencia, Noboa hizo una campaña de moderación y de soluciones a los problemas económicos y sociales del país. No insultó a nadie, y no prometió milagros. Los ecuatorianos votaron por el empresario Daniel Noboa, quien se autodefina como de centroizquierda. Es una derrota para Rafael Correa y el correísmo. Es una derrota del populismo autoritaria, que por ahora no vuelve a ganar el poder en Ecuador. Es buena noticia para toda América Latina.
Colombia:
Gustavo Petro, quien hasta ahora ha logrado desmarcarse de la enfermedad populista de las izquierdas en sus países vecinos, los correístas en Ecuador y los chavistas en Venezuela, recayó en la misa enfermedad. O a saber qué fumó, antes de amenazar vía Twitter con suspender las relaciones diplomáticas con Israel. No aguantó que la embajadora de Israel en Colombia le había pedido una posición más clara contra los masacres que cometió Hamas contra civiles en Israel. Petro había criticado las respuestas de Israel a estos ataques y comparado a los escuadrones de muerte de Hamas con los judíos, que en 1944 hicieron en su gueto en Varsovia una desesperada insurrección contra el ejército de ocupación nazi en Polonia. Esta comparación absurda había despertado rechazo en la opinión pública en Israel. Petro había ganado mucho respeto por su valiente búsqueda de lo que él llama ‘la paz total’ en Colombia. Su recaída en fiebres ideológicas lo puede hacer perder toda la credibilidad ganada.
Polonia:
Otra derrota del populismo autoritario, esta vez de tendencia derecha: En Polonia perdió el partido oficialista, de tendencia antieuropea, su mayoría, luego de haber comenzado a desmontar la independencia del poder judicial. El próximo gobierno será de tendencia liberal, democrática y en favor de la integración europea. Buena noticia para Europa - y para Ucrania, porque el actual gobierno comenzó a coquetear con Putin. Buena noticia para todos que se enfrentan, en todo el mundo, a la ola de autoritarios, de izquierda y derecha, que están desmantelando la democracia y el Estado de Derecho.
Venezuela:
Parece que Estados Unidos está al punto de firmar un acuerdo con Venezuela. Según este acuerdo, el dictador Maduro tendrá que permitir elecciones presidenciales libres en 2024 y Washington tendrá que desbloquear los multimillonarios fondos venezolanos que bajo su anterior política de sanciones contra Venezuela fueron congelados en Estados Unidos.
Suena bien. Pero el acuerdo deja vacíos importantes. Estados Unidos había exigido que el gobierno de Maduro levante las inhabilitaciones de varios líderes opositores, impuestos para no permitir que participen en elecciones. Venezuela no se comprometió con esta medida básica para garantizar elecciones libros, sólo prometió que la Corte Suprema venezolana recibirá las solicitudes de los afectados que pidan el levantamiento de su inhabilitación política. Maduro dirá lo que todos los dictadores dicen: “Hay independencia judicial y yo no puede darles órdenes a los jueces” – aunque todo el mundo sabe que las cortes están bajo control del gobierno.
Antes de firmar el 22 de octubre este acuerdo, Washington debería renegociar este punto y también exigir compromisos más claros sobre la liberación de los presos políticos. Si no, estarían traicionando a la oposición democrática venezolana.
Si me han acompañado hasta este punto en mi carta, les mando los más cordiales saludos. Los que no se interesan por asuntos internacionales, ni modo.
Paolo Luers