Ciudadana Claudia Juana Rodríguez de Guevara:
Luego de tantos años de trabajar para Nayib Bukele -en su empresa Obermet, en la tesorería de sus alcaldías, en Casa Presidencial- y de cuidarle las espaldas y los libros contables, usted sabrá en qué se ha metido al aceptar ahora la tarea de cuidarle la silla presidencial. Me imagino que tiene claro que ya se hizo cómplice del fraude a la Constitución que se consumó en la Asamblea con la licencia para su jefe y la designación de usted – y que es parte de la trama fraudulenta de la reelección. Depende de usted si se embarra más.
El hecho de que el presidente, que como cualquier otro dictador no confía en nadie, la haya escogido a usted habla de su lealtad. Apartarse, aunque sea sólo de manera simbólica, del ejercicio del poder, debe de haber sido la decisión más dolorosa de Nayib Bukele. A ninguna de los políticos, ministros, lamebotas, cheros y amigos que lo rodean, iba a confiar con lo más apreciado: el poder. Jamás.
Hasta el último momento se especulaba sobre quién sería el tapado. Un periodista enamorado de teorías de conspiración anunció en la noche de jueves, cuando los diputados ya estaban sentados en sus curules esperando el destape, que Nayib iba a entregar su despacho a Fabio Castillo. Idea absurda, porque este hombre es demasiado independiente. Además Fabio tiene una visión de dignidad y jamás estaría dispuesto a entrar en la historia como testaferro de nadie.
Se mencionó al secretario jurídico Conan Castro, uno de los gatilleros jurídicos del presidente. ¿Pero quién en su sano juicio iba a confiar a su gatillero? El otro Castro, Neto ‘el Burro’, ya tenía el smoking planchado. Pero no, demasiado baboso. ¿Su hermano Karim? Sería el candidato ideal, pero no quería lidiar seis meses con el fantasma del nepotismo.
Usted fue la selección lógica. Conoce todos sus secretos y todos los esqueletos enterrados. Es la guardiana de los números. Hay miles de historias sobre el poder oculto que ejercen las secretarias privadas de los poderosos. Historias de lealtad. Igual que el guardaespaldas, ella toma los balazos por su jefe, si es necesario.
Le van a hacer burla. Usted va a enfrentar permanentes intrigas adentro del aparato del poder. El machismo de los envidiosos va a levantar su fea cabeza contra "la secretaria". Nada de esto será justo. Usted no es la villana en esta historia. Usted es un instrumento del villano mayor. Sólo le deseo que su jefe sea igual de leal que usted. Conociendo la historia de otros dictadores, tengo mis dudas.
Sabiendo que las decisiones importantes -y sobre todo las que atentan contra la Constitución- las va a tomar el mismo de siempre, voy a continuar responsabilizando y criticando a él.
Estoy convencido de que como administradora usted es más capaz que el hombre que le toca sustituir sin sustituirlo. Tal vez, como un resultado no intencionado, como una especie de "beneficio colateral", esto hará bien al país.
Le deseo suerte, Claudia Juana.
Saludos,
Paolo Lüers