Nicaragua continúa teniendo secuestrados a los países de la región bajo un chantaje político en el que está forzando la elección de Valdrak Jaentschke como secretario del Sistema de Integración Centroamericana a toda costa.
Para Nicaragua lo que está en juego es su reputación dictatorial, y un golpe al estado democrático regional en el que Ortega-Murillo quieren aparecer denigrando al sistema de integración en manos de un estado represivo a cambio de aprobar votos en otros organismos como el Banco Centroamericano de Integración Económica.
Tras la renuncia forzada del anterior Secretario del SICA, Werner Vargas (quien ahora se encuentra detenido por la dictadura), Ortega propuso a Jaentschke para terminar el período 2022- 2026. Sin embargo, los estados miembros del SICA no han logrado consenso para confirmar su candidatura mediante un proceso de selección de candidatos falsos en donde el verdadero objetivo es poner a Jaentschke como una pieza clave del engranaje internacional de la dictadura.
Este proceso está maleado desde cualquier lado que se vea.
Primero, Ortega-Murillo no tienen ningún interés de cumplir con los compromisos regionales mediante los cuales la integración Centroamericana fue creada. La dictadura de Nicaragua ha roto con los tratados fundacionales del sistema.
Un país despótico como Nicaragua, que ha eliminado toda forma de pluralismo, libertad de expresión, seguridad jurídica, expulsado a la fuerza a cerca de un millón de Nicaragüenses, usado el aeropuerto como puente de migración irregular, y encarcelado a miles por reclamar su derecho constitucional a ser oído, está violando el tratado de seguridad.
Como parte vinculante, firmó un tratado (Tratado Marco de Seguridad Democrática) cuyo preámbulo establece que,” los países Centroamericanos han reafirmado su compromiso con la democracia, basada en el Estado de derecho y en la garantía de las libertades fundamentales, la libertad económica, la justicia social; afianzando una comunidad de valores democráticos entre los Estados, vinculados por lazos históricos, geográficos, de hermandad y de cooperación.”
De ninguna manera apoyando a Nicaragua, Centro América honra su compromiso democrático. Es mas que una bofetada al tratado, es un insulto a los Centroamericanos el que la dictadura pisotee los principios democráticos. Ha intentado meter a Rusia como parte observadora del SICA, a pesar de que este país es una amenaza a la seguridad regional y democrática, que ha instalado bases de espionaje en Nicaragua.
Segundo, burla, cinismo, y total falta de escrúpulos es lo que definen a esta dictadura.
Un sistema cleptocrático que ha generado riqueza para el clan familiar y utiliza piezas como a Jaentschke para contaminar la región con un mal político destructivo: la criminalización de la democracia y el aislamiento internacional. La selección del señor Jaentschke no es accidental.
El representa una de las piezas claves del circulo de poder quien ha funcionado como un operador ideológico y técnico para facilitar la captura del estado. Valdrak Jaentschke trabajó con el círculo de poder para diseminar la narrativa de intento de golpe de estado como parte de las falsedades de desinformación durante las protestas sociales del 2018. Valdrak defendió las violaciones a los derechos humanos y asesinatos de francotiradores contra civiles, y ha jugado un rol como espía del régimen en sus puestos externos. La realidad es que los gobiernos de la región no lo quieren.
Es un secreto a voces. Un personaje considerado siniestro, parte de la Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE) del Ministerio del Interior en los 80 y un mensajero de los dictadores estacionado en Costa Rica, Honduras, Guatemala en donde recaba inteligencia sobre grupos cívicos Nicaragüenses y mide el pulso político de los gobiernos.
Tercero, la lógica de la dictadura de estar a cargo del puesto es puramente oportunista y reputacional. A Ortega-Murillo les interesa estar al mando del SICA no por interés en los principios y mandatos de la institución regional, sino porque les permite mantener un footprint diplomático en un mundo en el que el país está aislado globalmente por ser un estado forajido que ha violado todos los acuerdos internacionales, incluyendo los respectivos al SICA, la Organización de Estados Americanos, el CAFTA y otros más.
Al igual que China, ellos quieren vender su imagen que está bien tener vínculos y tratos con dictaduras y mafias organizadas dentro del Estado, siempre y cuando hay un valor transaccional de por medio. Lo que vende Ortega-Murillo a través de la gobernatura del SICA es el chantaje de aprobar préstamos en el BCIE, de dar concesiones a los otros estados miembros siempre y cuando ellos tengan el principal puesto de la institución. Es un intercambio transaccional entre un criminal y el resto de la región.
Los formalismos del procedimiento tienen atrapados a los estados de la región, con la excepción de Manuel Zelaya en Honduras que con su cinismo y lealtad populista le da luz verde a los Ortega-Murillo. Para el resto de los estados miembros es política y moralmente indefensible tener a Jaentschke y creen que tendrán que morder la píldora para no sacrificar mas el mal funcionamiento del SICA, organización que se ha prácticamente debilitado con la presencia destructiva de Nicaragua.
El principio del derecho internacional debe privar sobre los procedimientos en lo que respecta al SICA. En un momento crítico en donde el declive democrático está ocurriendo como resultado de la presencia de poderes fácticos y poderes represivos, la sociedad civil, opinión pública, empresa privada y Estados de la región tienen la obligación de evitar la elección de un espía, y cómplice de las violaciones de derechos humanos en Nicaragua.