Al menos 1,600 estudiantes de la confiscada Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua, buscan continuar sus estudios en la UCA de San Salvador y en la Rafael Landívar, de Guatemala.
Así lo reveló el padre Andreu Oliva, rector de la UCA de El Salvador, en una entrevista concedida a Carlos Chamorro, del medio digital El Confidencial de Nicaragua.
Declaró que ante la "avalancha de solicitudes" las están clasificando y pidiéndoles datos individuales a todos los estudiantes, aunque "existen dificultades para atenderlos rápidamente".
Entre estos escollos, explicó Oliva, están las diferencias que existen en la regulación de la educación superior entre Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Además, tanto la UCA como la Landívar no tienen programas plenamente virtuales.
Universidades jesuitas exigen a Nicaragua el cese de las "agresiones"
Otra dificultad es que tanto en Guatemala como en El Salvador los ciclos de estudios iniciaron hace varias semanas, por lo que los jóvenes de Nicaragua podrían incorporarse hasta 2024. "Quizás no podremos responder y comenzar a hacer un trabajo hasta principios del próximo año", manifestó Oliva a El Confdencial.
"Es difícil atenderlos rápidamente. Nosotros estamos haciendo todo lo posible, pero ciertamente no podríamos hacerlo de manera inmediata. También ya tenemos los cursos iniciados en ambas universidades y quizás no podremos responder y comenzar a hacer un trabajo hasta principios del próximo año (2024). Y eso es lamentable, porque este es uno de los efectos importantes de esa confiscación…", explicó.
El pasado 15 de agosto, el régimen de Daniel Ortega confisco la UCA de Managua, con el argumento que fomentaba el terrorismo. Con esta medida, han quedado en la incertidumebre unos 5,000 estudiantes. Además, 6 sacerdotes jesuitas fueron expulsados de la residencia de El Carmen, que está aledaña al centro de estudios.
Ante los señalamiento y la confiscación de la UCA, el padre Oliva declaró a El Confidencial: "La confiscación se atribuye al trabajo que ha realizado la universidad a lo largo de su historia y, especialmente, a lo que ocurrió a partir abril de 2018 en Nicaragua, donde la universidad estuvo al lado de los jóvenes que se manifestaron protestando, por la Seguridad Social y el sistema de pensiones, por el medio ambiente, con la destrucción de la reserva de Indio Maíz, y después por la represión que sufrieron ante estas protestas. La universidad ha estado al lado de los estudiantes".
Además de las pérdidas de la UCA, de los empleos (unos 500 docentes), han quedado a la derivas años de investigación, así como un riqueza documental. Así, el régimen también se ha apropiado del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, el Instituto de Investigación de Ciencias Sociales y el Herbario Nacional, entre otros.