Acceder a una vivienda propia se ha convertido en un sueño difícil de cumplir para buena parte de la población salvadoreña. Por eso, Félix Beltrán, zapatero que ya supera las seis décadas de vida, sonríe satisfecho al contemplar el conjunto de tres edificios ubicados en la sexta calle Oriente, en el barrio San Esteban, de San Salvador, donde vivirá.
Uno de estos 40 apartamentos es el que él habitará en el futuro. Es el fruto de un esfuerzo de casi dos décadas. Este es un proyecto habitacional para cooperativistas de vivienda por ayuda mutua de ACOV-UVD, un ejemplo en El Salvador de que es posible hacerse de una casa propia a través de la colaboración comunitaria.
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Félix y sus otros compañeros cooperativistas forjaron este logro desde 0 gracias al apoyo de FUNDASAL, que le da acompañamiento a otras 19 asociaciones como la de ACOV-UVD en el país. Todas estas se aglutinan en la Federación Salvadoreña de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FESCOVAM) desde 2010.
Para ejecutar el proyecto, ACOV-UVD se postuló para recibir $1.09 millones de los fondos facilitados para este tipo de edificaciones por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS). Según Félix, las gestiones iniciaron en la década pasada con el Ministerio de Vivienda, que tuvo la misión de buscar, por su parte, un financiamiento en el exterior, que fue conseguido con el gobierno italiano. Tras muchos años de espera, los fondos llegaron y la construcción inició en 2021.
Desde el Gobierno, se puso una contrapartida de $690,000, que incluía la compra del terreno.
Para la construcción, apoyaron con su trabajo todas las familias de los cooperativistas. Entre los que dejaron su sudor entre los ladrillos hubo, sobre todo, mujeres, comenta Félix. Muchas eran jefas de hogar.
Los tres edificios están en pie desde inicios de este año. Sin embargo, todavía no pueden habitarlos porque no está habilitado el sistema de aguas negras. Según Félix, esto se debe a dos causas: que no hubo un orden adecuado en la construcción, pues este sistema debería haberse culminado cuando se iba a la mitad de las obras, pero hubo un error colectivo. La segunda causa es que tampoco han recibido los permisos respectivos de las autoridades.
Todavía están a la espera de un último desembolso para terminar con algunos detalles y con este sistema de aguas negras, dice.
"Esperamos poder disfrutar de estos apartamentos en navidad, que no pase mucho tiempo más. Algunos de los cooperativistas nos dejaron antes de ver este sueño cumplido", cuenta Félix.
Cuando ya puedan habitar los apartamentos, cada residente tendrá un año de gracia para pagar sus cuotas, que serán de $60 al mes para aquellos que, como Félix, ya pasan de los 60 años y tienen algún tipo de discapacidad. También hay un beneficio para los padres y madres solteros. Los más jóvenes y con mayor capacidad de trabajo cancelarán $150. El plazo es de 20 años. Según explica Félix, estas cuotas irán a FONAVIPO.