El 2023 ha sido difícil para agricultores y ganaderos con un invierno bastante seco y caluroso por la influencia de El Niño. Y el año llega, ahora, a su recta final con la tormenta tropical Pilar, que también amenaza a los cultivos.
Según Mateo Rendón, representante de la Mesa Agropecuaria Rural e Indígena, el cultivo sobre el que una tormenta como Pilar impactará con más fuerza es el frijol, que está en plena etapa de maduración. Las inundaciones pueden acabar con los sembradíos. También el exceso de humedad, que pudre el grano.
Actualmente, ya no hay reservas de frijol salvadoreño, según Luis Treminio, presidente de la Cámara Salvadoreña de Medianos y Pequeños Productores Agropecuarios (CAMPO). Todo está ya en manos de los comerciantes. Y la mayor parte de lo que hoy se consume es importado. De allí los altos precios: el último índice publicado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el del 27 de octubre, coloca la libra en $1.25.
José Montano es un agricultor de subsistencia del cantón La Quebrada, en Izalco. Él y sus vecinos ya ven los estragos de la tormenta en lo que ha tomado meses de trabajo. Sobre todo por los vientos que han acompañado a las lluvias: el frijol y la milpa caen al suelo producto de los embates.
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“Eso ya es pérdida, porque se chuquea (se pudre)”, comenta Montano. Fue afortunado al no perder su cosecha por la falta de lluvias o el calor de este invierno particularmente seco. Sin embargo, teme que Pilar genere un escenario parecido al que ya vivió en 2011, con la depresión tropical 12 E. Entonces, de los 8 sacos de frijol que podía sacar de la tierra, sólo pudo rescatar uno y medio, insuficiente siquiera para procurar el alimento anual de su familia.
“Si esto se extiende por muchos días más, tenemos miedo de que pase igual”, dijo Montano. Y sus peores temores podrían hacerse realidad, pues se vaticina que las lluvias a consecuencia de Pilar continúen por el resto de la semana.
Otras afectaciones
El maíz sembrado en el oriente del país, que se planta a finales de año, también podría sufrir con el exceso de precipitaciones, sobre todo si son “acompañadas de viento”, según Rendón, de la Mesa Agropecuaria Rural e Indígena. En un tercer lugar de afectaciones se encuentra la ganadería, con la posible anegación de los pastos.
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“Eso se traduce en que no hay ordeño, pues los animales no tendrán que comer”, añadió. El café y la caña de azúcar, cultivos destinados sobre todo a la exportación, también podrían verse afectados. En el caso del primero, porque la humedad repercute en un mayor aparecimiento de roya. En el segundo, una posible inundación hace que la caña pierda su concentración de azúcar.
Mauricio Linares, diputado de ARENA e ingeniero agrónomo, lamenta que en el decreto de Estado de Emergencia Nacional, aprobado en plenaria extraordinaria del pasado domingo, no se haya incluido un apartado específico para apoyar a los productores agropecuarios respecto a los efectos que Pilar.
El establecimiento de una línea de crédito blando podría haber sido una de las opciones, según Linares.
“En el decreto (de estado de emergencia) se incluye el tema de albergues y la alimentación para personas albergadas. ¿Qué pasa con el agro, que será uno de los obvios afectados? Es muestra de que en este gobierno no existe una estrategia clara para garantizar la comida de los salvadoreños. No es una de sus prioridades”: Mauricio Linares, diputado de ARENA.
Un año complicado para el agro
El inicio del invierno se retrasó debido a la influencia de El Niño. Hubo una pequeña recuperación entre mayo y junio, para luego terminar en un periodo de sequía entre julio y agosto. Pero ese no fue el único problema: las altas temperaturas hicieron mella en cultivos de maíz, que se perdieron.
Para mediados de septiembre, la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO), calculaba la pérdida de los cultivos en 6.4 millones de quintales de granos de la primera siembra, lo que incluye maíz, frijol, arroz y sorgo. Entonces, los departamentos de La Paz y La Libertad habían sido los más impactados con la falta de lluvias y la llegada de plagas como el gusano cogollero.
Desde el Gobierno, le restaron importancia a los efectos de El Niño y la falta de lluvias en la producción agropecuaria local. Por ejemplo, el viceministro del MAG, Óscar Alejandro Domínguez, aseguró a finales de agosto que, a pesar de la falta de lluvias, en El Salvador se estaban teniendo “buenas cosechas”. Lo hizo en un programa televisivo, en el que no aportó ningún dato para respaldar su afirmación. Incluso reconoció que la institución aún no contaba con datos sobre el tema.
El Salvador fue calificado como uno de los 18 puntos críticos de hambre en el mundo, según el informe de perspectivas sobre la inseguridad alimentaria aguda para junio- noviembre de 2023, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
"Es muy probable que la inseguridad alimentaria aguda se deteriore aún más" en estos 18 puntos, señala el reporte. Eso sin tomar en cuenta fenómenos como la tormenta tropical Pilar.