El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) anunció el pasado miércoles que ya no se entregará el paquete agrícola a los pequeños productores nacionales, sino que este apoyo se les dará a través de una tarjeta valorada en $75, que podrán utilizar en cualquier agroservicio autorizado. La medida ha traído opiniones encontradas entre los agricultores, que ven beneficios y problemas en este cambio.
Las ventajas
Para María Guzmán, productora agrícola de Mercedes Umaña (Usulután), la tarjeta podría representar una ventaja en el sentido de que será mucha más sencilla la logística de entrega al limitarse a una tarjeta y no a las 25 libras de semilla y el quintal de abono en que consistía el paquete. Según aseguró el nuevo titular del MAG, el diseñador gráfico Óscar Domínguez, la tarjeta se le entregará solo una vez a los productores y, en cada nuevo apoyo, solo se les recargará un nuevo saldo.
Esto, en el papel, permitirá que el apoyo llegue en el momento en el que se necesita para contar con una siembra exitosa.
Ricardo Sánchez es un pequeño agricultor del municipio de Lolotique (San Miguel). Para él, es una ventaja que la entrega ya no se haga en especie porque, así, se evitarán las largas filas bajo el sol que antes tenían que hacer sus compañeros de oficio para recibir su paquete.
Guzmán, de Mercedes Umaña, también ve un beneficio en que se les dé la libertad de adquirir lo que prefieran en un agroservicio, pues podrán escoger la mejor semilla, la que se adecúe más a sus necesidades. Esta era una de las grandes críticas que se le hacía al paquete agrícola, que la semilla no era la adecuada para los embates del mal clima.
“Nosotros, que somos de la zona oriental, debemos sembrar tarde porque aquí se tarda un poco más en llegar el invierno. Por eso, éramos los que siempre recibíamos la peor semilla”, dice Guzmán.
Las desventajas
Para Ricardo Sánchez, de Lolotique, una de las desventajas es el bajo monto entregado, pues los $75, en el caso del maíz, solo cubren un 8 % de los costos de una manzana de terreno cultivado. “El mínimo ahora, con los precios actuales, es de unos $900”, ilustra Sánchez.
Luis Treminio, presidente de la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO), opina en la misma línea que su colega de Lolotique, al detallar en lo que se pueden usar esos $75: “En el caso del maíz, ahora las semillas están entre los $2.75 la libra, la más barata, y los $6.75 la mejor. Si opta por la más económica, solo puede comprar 27 libras, cuando el anterior paquete agrícola le traía 25 libras de semilla y un quintal de abono”.
El monto entregado ahora es menor al costo unitario que tenían los paquetes agrícolas, de $110. Treminio apunta a que el valor real de estos era mayor, pero el gobierno podía obtener mejores precios al comprar en grandes cantidades. Con la tarjeta, por otro lado, el productor tendrá menor capacidad de compra porque deberá pagar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), del 13 %, algo que antes se omitía porque recibía una donación.
Y la principal desventaja que ve Treminio es que, debido a que no hay restricciones sobre lo que se puede comprar con la tarjeta, se desincentivará la producción de granos básicos (maíz, frijol, maicillo y arroz), que corresponden la dieta de los salvadoreños más pobres. Que se produzca menos se traducirá en un aumento de precios, pues el déficit deberá cubrirse con importaciones.
“Las previsiones de este año sobre superficie cultivada ya eran bajas. Creemos que serán aún menores con esta medida”, dice Treminio.
La tarjeta trae un riesgo adicional. Si bien el titular del MAG, el diseñador gráfico Óscar Domínguez, dijo que el hecho de que no hayan restricciones de compra posibilitará que los agricultores diversifiquen, lo cierto es que también el monto podría usarse para fines distintos a la agricultura, pues algunos agroservicios también son ferreterías. Un beneficiario, por ejemplo, podría utilizarlo para adquirir una lámina para su casa.
Los problemas de siempre
Uno de ellos es el bajo porcentaje de costos que cubre. Para Ricardo Sánchez, de Lolotique, un apoyo suficiente sería del 25 %, es decir, unos $225 por beneficiario.
“Eso sería tremendo, sobre todo porque la mano de obra que nosotros usamos es familiar”, dice Sánchez.
Pero tanto él como María Guzmán, de Mercedes Umaña, señalan al criterio para elegir a los receptores como el principal pecado del programa del paquete agrícola desde sus inicios: corrientemente, se ha favorecido a los simpatizantes de los partidos en el poder. Pasó con ARENA, con el FMLN y ahora está ocurriendo con Nuevas Ideas, según narran los productores. Así, el paquete se ha entregado a personas que no se dedican a la tierra. Un ejemplo que señala Ricardo Sánchez es el de personas que venden comida en las paradas de buses ubicadas en Ciudad El Triunfo. Esto es porque la entrega se le encarga a los gobiernos locales. Para los agricultores, debería ser el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA), al que se le debería delegar esta tarea, pues cuenta con una capacidad mayor para establecer los criterios de entrega.
“Estas personas se ganan la vida de esa manera. Ellos no siembran. Ellos, sabiamente, optan por vender el paquete. No es su culpa, si se los entregan, ¿por qué no lo aprovecharán? Lo que creo es que se deben entregar menos paquetes, pero mejor dirigidos y con mayor calidad, a aquellos que de verdad siembran la tierra”, comenta Sánchez.