El 2022 fue un mal año para el país en lo que se refiere a los flujos totales de Inversión Extranjera Directa (IED), los cuales, según los datos oficiales del Banco Central de Reserva (BCR), cerraron en números negativos (-$99.1 millones) por primera vez desde 2010.
La IED es importante debido a que sirve como un indicador para medir qué tan atractivo perciben al país los inversionistas en el extranjero, los cuales, pese a que los medios de comunicación oficialistas han publicado constantemente que el país ha mejorado en cuanto a la atracción de inversiones, parecería que aún no logran considerar al país como un destino conveniente en comparación con otros países de la región.
Los motivos detrás de esta falta de atractivo en el país están más vinculados con temas políticos y no necesariamente con los económicos y, según el más reciente análisis sobre la situación del país elaborado por la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s, la situación podría mantenerse así a causa de esas mismas razones.
Lee también: El Bitcoin sobrepasó los $31,000 pero sigue valiendo 55% menos que en 2021
De acuerdo con S&P, “es probable que la inversión internacional siga siendo baja, en parte, debido a la falta de pesos y contrapesos y a la escasa transparencia del gobierno”, y además añade que esto podría suceder por la “falta de medidas que refuercen la confianza de los inversionistas en la estabilidad de las políticas a largo plazo”.
Esa falta de contrapesos que sirvan para equilibrar las decisiones del gobierno de Nayib Bukele es algo que se consolidó en mayo de 2021, cuando la actual Asamblea Legislativa, ocupada en su mayoría por el oficialismo, se instaló y comenzó a aprobar todo lo solicitado por el mandatario.
-$99.1 millones
Fue la cifra negativa con la que cerró el 2022 el flujo de Inversión Extranjera Directa en el país.
De hecho, desde entonces, también se ha hecho común la práctica de decretar bajo información reservada casi todo lo relacionado con los gastos públicos, en una clara aversión a la transparencia, tan necesaria para mantener la confianza en los mercados internacionales.
Esta falta de claridad en el gasto público, y políticas como la implementación del Bitcoin, han provocado incluso un estancamiento en las negociaciones entre el país y el Fondo Monetario Internacional (FMI), del cual necesita un acuerdo de asistencia financiera que le permitiría recuperar la buena imagen a nivel externo.
De hecho, si se analizan los datos publicados por el BCR trimestre a trimestre, puede observarse que la IED comenzó a deteriorarse hacia el tercer trimestre de 2021, luego de que los diputados aprobaron el Bitcoin y destituyeron a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, un hecho que, incluso, tuvo un impacto negativo en otro indicador como lo es el riesgo país.
Asimismo, en mayo pasado el gobierno también decidió bloquear la publicación del informe que hizo el FMI sobre las finanzas del país, algo que demuestra, nuevamente, la oposición del gobierno a la transparencia en los gastos públicos.
Tras esa situación, el expresidente del BCR, Carlos Acevedo, apuntó en su momento que el bloqueo a la publicación del informe ahuyentaría la inversión extranjera, pues la rendición de cuentas y la transparencia “son puntos clave para el clima de negocios y la atracción de inversionistas al país”.
También: | La economía del país crecerá solo 2% en 2023, según S&P
Debido a esos puntos, la opacidad del gobierno podría pesar más en la percepción de los inversionistas, incluso más que otras iniciativas como las medidas de seguridad que ha implementado el Ejecutivo.
Con respecto a esto último, S&P añade que “la mejora de la percepción de seguridad podría aumentar la movilidad interna y los flujos turísticos, aunque el crecimiento económico seguirá siendo moderado dada la baja confianza de los inversionistas y la desaceleración de la demanda de Estados Unidos”.
$142 millones
Es la cifra aproximada que entró en IED durante el primer trimestre del año, según datos del BCR.
El menos atractivo en la región
Por su parte, la opinión de los inversionistas comprueba lo que dice el análisis de la agencia calificadora, pues, según un informe presentado por la firma KPMG, a inicios de junio, El Salvador está entre los países menos atractivos en Latinoamérica para esos grandes inversionistas de grandes empresas.
Según dicho informe, el país solo supera a otros con claros problemas políticos, o con regímenes consolidados, como Nicaragua, Bolivia, Venezuela o Guatemala, y señala que solo un 11% de los empresarios que entrevistó consideraron a El Salvador como “muy atractivo” para invertir.
En esa ocasión, los representantes de esa firma señalaron que en Costa Rica, por el contrario, son las condiciones políticas y económicas las que está posicionando a ese país como el mejor en Centroamérica, e incluso por encima de otros como Chile, Colombia y Perú.
En este sentido, queda demostrado el gran papel que juegan la institucionalidad o el Estado de Derecho en la percepción que tienen los inversionistas extranjeros a la hora de decidir en qué país hacer negocios.
Por ello, y pese a que en el primer trimestre del año la IED alcanzó una cifra positiva de hasta $141.9 millones, luego de las cifras negativas del 2022, S&P señala en su análisis que “la IED en El Salvador se mantendrá entre las más bajas de la región, con apenas un 0.5% del PIB durante los próximos dos años”, una situación que se suma a otros problemas financieros y fiscales, incluido el alto endeudamiento que acumula el país con respecto al PIB, a los que también hace referencia en su análisis.