Las principales confederaciones sindicales de Argentina se manifestaron el miércoles en Buenos Aires contra el alza de los precios, en una jornada en la que también marchan por separado los movimientos sociales que representan a los trabajadores informales y los desocupados.
Por primera vez desde que en diciembre de 2019 asumió el gobierno el presidente Alberto Fernández (centro-izquierda), de quien son aliados, los sindicatos decidieron marchar hasta la sede del Congreso para protestar por el alto costo de la vida en este país que registra uno de los índices de inflación más altos del mundo, con un acumulado de 46.2% de enero a julio.
Los sindicatos orientaron sus reclamos hacia el sector empresarial, al denunciar "la irresponsabilidad económica de los grandes formadores de precios que remarcan el valor de los productos esenciales para mejorar sus márgenes de ganancia", según el documento que presentaron.
También apuntaron contra "la especulación financiera que busca una devaluación que sólo favorece a los grupos económicos concentrados y empobrece a la gran mayoría de los argentinos".
Con una inflación que se proyecta en 90% para este año, muchos trabajadores en Argentina se encuentran con que pese a tener un empleo formal sus salarios están por debajo del valor de la canasta básica, que marca el límite de la pobreza.
Un 37% de la población argentina vivía en la pobreza en 2021.
Paralelamente a esa manifestación, las organizaciones sociales de izquierda, cada vez más enfrentadas al gobierno, se movilizaron ese mismo día a la céntrica Plaza de Mayo, donde se encuentra la Casa Rosada, sede de la presidencia.
Los movimientos sociales reclaman más ayudas estatales, y han planteado la aprobación de un ingreso básico universal, en momentos en que el gobierno debe reducir el déficit fiscal, en consonancia con un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional por unos 44,000 millones de dólares.