Las instituciones públicas han aumentado, de manera global, su presupuesto para la cuenta de indemnizaciones en $180 millones, es decir, aquel dinero que se le entrega a una persona cuando es removida de su cargo o se retira voluntariamente.
Para el economista Rafael Lemus, estos movimientos internos, que no necesitan contar siquiera con el aval de la Asamblea Legislativa, corresponden al despido o renuncia (posiblemente forzosa) de miles de personas de sus puestos, pues, al tiempo que las indemnizaciones han crecido en tal magnitud, se han retirado $245 millones de las remuneraciones permanentes.
Como expuso El Diario de Hoy recientemente, la institución que más ha aumentado su presupuesto para indemnizaciones es Educación ($118 millones), por lo que muchos en el gremio de los profesores temen una oleada de despidos masivos.
En un lejano segundo lugar está otra entidad de gran impacto social, Salud, con un incremento de $12.46 millones para indemnizaciones.
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Lo mismo ha ocurrido en el caso de los hospitales nacionales, pues 30 de ellos aumentaron, en conjunto, su presupuesto para ello en $17.11 millones. Esto genera la incertidumbre de posibles despidos o del retiro de miles de personas de estos sitios.
Otras instituciones de gran proyección social que tienen un alza en sus indemnizaciones son el Consejo Nacional de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia (CONAPINA), el Cuerpo de Bomberos de El Salvador y el Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI), con $3.78 millones, $2.48 millones y $1.81 millones respectivamente. Puede ver los montos de más instituciones en la gráfica que acompaña la nota.
Esta enorme cifra global, $180 millones, corresponde solo al aumento, pues el total del presupuesto programado es de casi $200 millones. Pero la diferencia deja traslucir que el plan original era destinar solo unos $20 millones en todo el aparato público para indemnizar a personal despedido.
Despedir para ahorrarle dinero al Estado
Para economistas consultados, los despidos que pueden ocurrir son parte de un ajuste (disminución de gastos y aumento de ingresos) que el Gobierno no tenía contemplado. O del que no quería reconocer su necesidad. Ha debido asumirlo para poder afrontar sus actuales circunstancias: una emisión de bonos por $1,000 millones totalmente desventajosa para el país, pues deberá destinar el 12 % solo en intereses. Sin embargo, se podría agravar, pues, si no hace algún ajuste para octubre de 2025, deberá subirlo en 4 puntos porcentuales más.
Según el economista Rafael Lemus, este "caos fiscal" es uno al que el Gobierno "ha caído por su propio pie", al mantener la expansión de su gasto con deuda.
El Gobierno de El Salvador ha aumentado el gasto público con más velocidad de lo que ha crecido la economía: los presupuestos aprobados para los 5 primero años de Nayib Bukele superaron en un 50 % a los del gobierno de Salvador Sánchez Cerén; el Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador, en cambio, creció menos del 30 %.
Cuando una economía no crece al mismo ritmo que el gasto público, pues debe alimentarse de los impuestos que percibe el Estado, la única opción para cubrir los huecos es un mayor endeudamiento. Eso es lo que ha sucedido en El Salvador, donde solo el primer quinquenio de la actual administración elevó el perfil de la deuda en más $10,000 millones.
El Gobierno de Bukele, señala Lemus, aumentó en $1,145 millones el gasto para remuneraciones, lo que la convierte en la gestión con el mayor incremento monetario en este rubro en la historia.
La diferencia con sus predecesores es importante, pues ninguno había cruzado el umbral de los $600 millones: Antonio Saca lo hizo en $495 millones; Mauricio Funes, el segundo en este top, en $573 millones; y Sánchez Cerén en $541 millones.
Por lo tanto, el despido de miles de personas contrastará con años y años de contrataciones sin control. Aunque los recortes de personal de ahora se hacen de forma preferencial en instituciones con vocación social, como Salud y Educación.
"El causante de su difícil situación económica es el Gobierno. Y ya empezaron a hacer ajustes, aunque no se declaren como tales, al quitar el FODES, al tomar el dinero del Fondo de Pensiones, al arrebatar los recursos del INSAFORP… ahora ya empezaron a automedicarse su medicina amarga, con el recorte de plazas", comenta Lemus.