El riesgo de que El Salvador caiga en impago de sus obligaciones crediticias alcanzó en los últimos días los 29.04 puntos porcentuales del Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés), el cual alcanzó su cifra más alta de los últimos 15 años.
Este indicador refleja el porcentaje de interés que se pagaría por los bonos salvadoreños con respecto a los estadounidenses, en caso de que el país quisiera emitir ese tipo de deuda, y solo en el último año ese porcentaje, junto al riesgo de impago, incrementó en más del 23%.
El economista salvadoreño Rafael Lemus compara ese índice con un termómetro que, prácticamente, refleja la delicada situación que atraviesan las finanzas públicas en el país. De hecho, señala que el porcentaje real de ese riesgo estaría alrededor del 32%, pues los bonos estadounidenses se calculan con un 3% de riesgo.
Ante ese panorama, Lemus apunta que “lo más importante es señalar que el gobierno no ha logrado presentar una propuesta creíble sobre cómo pagará los bonos”, de los cuales el más próximo a vencer es el del 2023 y que equivale a un pago de $800 millones que todavía no se sabe de dónde los tomará el Ejecutivo.
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Además, el economista agrega que “en la medida en que el gobierno no logre presentar una alternativa creíble, el riesgo de impago seguirá aumentando”, por lo que señala que alternativas que pudieron haberle otorgado algo de liquidez para cumplir sus compromisos, como el Bono Bitcoin, “ya fracasaron”.
Y pese al riesgo de que no se paguen los $800 millones del Bono 2023, el economista sostiene que es muy posible que el país logre pagar esa deuda, pero aclara que “eso no resolverá los problemas financieros del país”.
Lemus hace énfasis en que dicho bono “es solo uno de los compromisos”, por lo que los problemas del país, en ese contexto, son más estructurales.
El economista resume estos problemas en tres puntos clave: el fuerte gasto público que provoca un déficit fiscal, el aumento acelerado de la deuda pública y también el lento ritmo de crecimiento que podría enfrentar el país en los próximos años.
Debido a esos puntos, Lemus reitera que “pagar el Bono 2023 no solucionará los problemas, pues la deuda pública seguirá siendo insostenible para las finanzas del país”.
De hecho, el perfil crediticio del país parece que no se recuperará en el corto plazo, algo que podría ser causado, principalmente, por no haberse logrado cerrar un acuerdo de asistencia financiera con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que le permitiría al país acceder a $1,300 millones en financiamiento y recuperar la confianza de organismos multilaterales e inversionistas.
En ese punto, Lemus apunta que “si estuviéramos ante un gobierno que tiene un acuerdo con el FMI (tal como Costa Rica) no estaríamos hablando del tema de riesgo de impago, pero tenemos un gobierno sin acuerdo, sin metas y sin medidas de disciplina fiscal, por lo que (la situación) no tiene solución”.
La situación de los bonos salvadoreños
Por su parte, el rendimiento de los bonos soberanos salvadoreños también ha estado en números rojos desde hace poco más de un año, cuando comenzaron a perder su valor debido a distintas acciones antidemocráticas del gobierno que minaron la confianza de los mercados internacionales, según han destacado agencias de análisis financiero y calificadoras de riesgo.
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Si se analizan los bonos pagaderos a 2025 y 2027, por ejemplo, puede notarse que en el caso del primero se han registrado pérdidas de hasta un 67.8%, lo que quiere decir que por cada $100 que pagó un inversionista por esos bonos, a la fecha habría perdido casi $73 si decidiera vender su cupón, mientras que para el caso del bono 2027, la pérdida sería de unos $71.
Sin embargo, Lemus explica que el valor del bono más próximo a vencerse (que está en $65) tiene un mejor valor que los posteriores, debido a que es posible que sí se pague a tiempo, mientras que los demás se encuentran en una perspectiva aún más negativa debido a los problemas estructurales que continuarían aún después del eventual pago del bono 2023.
En esta situación, el experto también hace énfasis en que podría haber inversionistas que han decidido vender sus cupones, independientemente de las pérdidas que les pueda significar, debido a que prefieren romper esos vínculos con El Salvador a causa del panorama negativo que se observa en el futuro, esto porque el mercado de los bonos es, sobre todo, especulativo.
Como parte de ese comportamiento ocurre que pueden haber días en los que el precio de los bonos parece estar recuperándose; sin embargo, días después vuelve a caer.