Nayib Bukele volvió una vez más a la Asamblea Legislativa. Esta vez, para rendir cuentas de los tres años que lleva de gobierno. Sin embargo, en un discurso que duró casi una hora, el mandatario se concentró en hablar sobre la seguridad pública, dejando de lado una de las grandes preocupaciones de los salvadoreños: la economía.
Una encuesta realizada por el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), entre el 11 y el 15 de mayo de 2022, indicó que el 18.8 % de la población encuestada asegura que en los tres años de gobierno de Nayib Bukele su economía no ha mejorado; mientras que los servicios de salud y la seguridad en sus comunidades sí.
La casa de estudios entrevistó a 1,306 personas a nivel nacional. De acuerdo al director del instituto encuestador, Óscar Picardo, la percepción actual de la gente es que sus economías familiares están deprimidas. "El punto débil es la economía, queda claro por muchos aspectos, no solo por Bitcoin. (…). El punto débil del gobierno es lo económico, pero el punto fuerte o muy fuerte es el de seguridad, salud y educación", apuntó.
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Pese a ello, Bukele evadió este 1 de junio hablar del tema que lleva meses afectando a los salvadoreños.
En 2001, la canasta básica de alimentos tenía un precio debajo de los $100 en la zona rural y en la zona urbana costaba, en promedio, $125. Esa realidad ahora se quedó muy atrás. En 2021, tal como lo indica el gráfico, la canasta básica superó los $200 en la zona urbana, y para marzo de este año ya tiene un precio de $220. Es decir, aumentó 76 % respecto a lo que costaba en 2001.
Pero el gobierno matizado esta situación. A criterio del titular de Hacienda, Alejandro Zelaya, "la inflación (el encarecimiento de los bienes o servicios) es un fenómeno más bien psicológico… (que está) en la mente de los empresarios y de la sociedad en general”, como explicó este miércoles en la entrevista de Frente a Frente de Telecorporación Salvadoreña.
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No obstante, como ya han explicado economistas, aunque el precio de la gasolina y el diésel en El Salvador estén subsidiados, como el país es importador de todo lo que consume, los precios ya vienen elevados, pues en los países de origen de los alimentos que se compran la gasolina no tiene el subsidio que está vigente en El Salvador.
Por ello, legisladores como Claudia Ortiz, de la fracción VAMOS, apuestan porque sean los alimentos los subsidiados y no la gasolina. Pero desde el gobierno, el silencio ante el encarecimiento de los alimentos es cada vez más evidente.