Los precios mundiales de los alimentos retrocedieron levemente en mayo por segundo mes consecutivo, con excepción del trigo que continúa subiendo, anunció la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Tras un récord histórico en el mes de marzo a raíz de la guerra en Ucrania, el índice FAO de los precios alimentarios, que sigue la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de productos básicos, bajó 0.6% debido a la caída de los aceites vegetales y los productos lácteos.
Tras 100 días de guerra que ha desestabilizado a mercados y cadenas de suministro en todo el mundo, este índice FAO se eleva a 157.4 puntos, aunque con 22.8% de alza anual registrada desde mayo de 2021, indica la organización.
Al mismo tiempo, los precios del trigo aumentaron 5.6%, un alza vinculada "al anuncio de un embargo de las exportaciones de India, preocupaciones por las condiciones de los cultivos en varios grandes países exportadores" y una reducción de las proyecciones de producción en Ucrania.
En un año, este cereal --del que Rusia y Ucrania garantizan el 30% del comercio mundial-- ha visto su precio aumentar en 56.2%.
¿Le puede afectar este incremento a los panaderos de El Salvador?
El Salvador es un país que depende de las compras de trigo en el extranjero, por lo que no queda ajeno a este nuevo problema, el cual se sumará a otros que impactan en los precios locales del pan, un alimento altamente consumido por los salvadoreños.
De hecho, los panaderos ya han externado su preocupación pues que desde abril experimentarían un incremento en el precio de la harina para elaborar pan. La Mesa Nacional de Panificadores de El Salvador (Menapaes) ha señalado que ya no aguantan más incrementos a la harina. Desde el 1 de abril, la bolsa de 50 libras les iba a costar $25, cuando pagaban alrededor de $22.
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El índice FAO de los aceites vegetales retrocede al mismo tiempo en 3.5%, bajo el efecto de una baja de los precios del aceite de palma, de girasol, de soja o de colza.
"Las restricciones a la exportación generan incertidumbre en el mercado y pueden provocar un alza de precios y una creciente volatilidad" subraya el economista jefe de la FAO, Máximo Torero Cullen, que aboga por tener intercambios comerciales fluidos.
La FAO prevé asimismo un "probable descenso" de la producción mundial de cereales en 2022 - la primera en cuatro años - que caería a 2,700 millones de toneladas, 16 millones por debajo de la producción récord estimada para 2021.