El plan que anunció hace algunas semanas el gobierno de Nayib Bukele de recomprar la deuda de los bonos de 2023 y 2025, como una medida para evitar el impago, podría no ser tan atractivo para los inversionistas y tenedores de esos bonos, destaca una publicación del medio especializado Bloomberg.
Lo anterior, según detalla el artículo, es debido a que aunque el país logre evitar un impago de las obligaciones de deuda más próximas, “la perspectiva sigue siendo tan terrible como siempre”, algo que puede notarse en el comportamiento que ha tenido el valor de los bonos pagaderos a más largo plazo.
En pocas palabras, el artículo resume que esto se debe a que los inversionistas se mantienen escépticos con respecto a que el presidente Bukele logre controlar o que esté dispuesto a disminuir el gasto fiscal, un aspecto que ha sido ampliamente cuestionado por organismos internacionales y economistas, debido a que el gasto del gobierno no se logra compensar con los ingresos que recibe.
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Este punto ya ha sido señalado por expertos consultados por El Diario de Hoy anteriormente, como el economista Rafael Lemus, quien afirmó recientemente que el problema estructural de las finanzas salvadoreñas continuará aunque el gobierno logre sortear el riesgo del impago del bono de $800 millones que vence en enero del próximo año, el cual es una de las obligaciones más apremiantes que tiene el país.
“No veo nada por la vía de un compromiso de ajuste fiscal, que es lo que necesitan”, afirmó Sarah Glendon, una analista estadounidense citada por Bloomberg, quien añadió que “si bien los bonos rebotaron con el anuncio de la recompra, lo ví como una oportunidad para vender”.
Lo anterior podría interpretarse como una alternativa que podrían utilizar los inversionistas para deshacer ese vínculo con la deuda salvadoreña y que economistas salvadoreños ya habían apuntado en meses anteriores, lo cual también podría indicar que los tenedores de los bonos de El Salvador prefieren venderlos y asumir las pérdidas que mantenerlos hasta el plazo de vencimiento y bajo el riesgo de un impago.
La publicación apunta que la vía más urgente para resolver la perspectiva negativa de la deuda salvadoreña en el mediano plazo es que el gobierno logre cerrar un acuerdo de asistencia financiera con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas negociaciones tienen más de un año sin llegar a un pacto, el cual le otorgaría al país una mejor imagen en los mercados internacionales.
Este acuerdo supondría una inyección de liquidez de hasta $1,300 millones al país; sin embargo, el acuerdo no solo se trata del financiamiento que otorgaría el organismo multilateral, sino de esa especie de “certificación” que avale la confianza que otros organismos y los inversionistas puedan tener sobre las finanzas salvadoreñas.
Sin embargo, acciones como la implementación del Bitcoin y el golpe al Órgano Judicial que propició en mayo de 2021 el presidente Bukele han provocado que las negociaciones no avancen y, de hecho, el FMI ha reiterado en distintas ocasiones que el gobierno debería revertir la Ley Bitcoin.
Mientras tanto, la calificación de la deuda del país se mantiene en una perspectiva de riesgo de impago para agencias internacionales como Fitch Ratings, Standard & Poor’s y Moody’s, las cuales han ido rebajando de manera gradual la nota para el país y, actualmente, se mantiene en la categoría de “bonos basura”.
Por otra parte, el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI), que mide el nivel de riesgo de la deuda del país, se mantiene en números récords, pues hasta el 8 de agosto se encontraba en los 26.13 puntos porcentuales, lo que convierte a El Salvador en el país con el peor riesgo país en Latinoamérica, superado solo por Venezuela.
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Plan de recompra aún sin financiamiento claro
El pasado 25 de julio el presidente Bukele anunció el plan para comprar esos bonos antes del vencimiento y afirmó que el país posee la liquidez para hacerlo.
“Contrario a lo que los medios han estado diciendo todo este tiempo, El Salvador tiene suficiente liquidez, no solo para pagar todos sus compromisos a su vencimiento, sino también para comprar toda su propia deuda (hasta 2025), por adelantado”, escribió el mandatario a través de Twitter.
Sin embargo, ya en la práctica la situación podría ser totalmente distinta, pues hasta el momento el país podría tener disponibilidad solo de $561 millones del total que costaría recomprar los bonos al precio de mercado.
Para ello hay que tomar como referencia el valor actual de los bonos 2023 y 2025, los que pretende recomprar el gobierno, que reflejaban hasta la tarde del miércoles un precio de $87.9 y de $40 por cada $100 que pagaron los inversionistas, respectivamente. Esto se traduciría en un valor cercano a los $1,023 millones, una cifra todavía lejana de su valor real de $1,600 millones.
Esa cifra, que representa el costo inicial por ambos bonos, podría incrementar por la especulación en el mercado tras el anuncio de Bukele, algo que le agregaría más dificultad a la ejecución de la medida, pues será necesario encontrar más fuentes de financiamiento.
Hasta el momento, los $561 millones que tendría disponibles el gobierno para apuntalar la compra de esos bonos provienen del crédito de $200 millones que la Asamblea Legislativa aprobó recientemente, a petición del ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, los cuales serán otorgados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), además de $361 millones provenientes de los Derechos Especiales de Giro, una reserva internacional de fondos que custodia el Banco Central de Reserva (BCR).
Sobre utilizar esas reservas internacionales, recientemente la financiera inglesa Barclays señaló que es una decisión riesgosa, pues “la mayor parte de esas reservas internacionales son depósitos de instituciones”, como bancos comerciales, donde los salvadoreños tienen ahorrado su dinero.
“Su uso dejaría al sistema financiero con una reducida capacidad para responder a posibles retiros. (…) En este contexto, la estrategia utilizada por las autoridades para realizar la recompra de deuda sería acelerar el agotamiento de las reservas”, detalló en su informe.