Si El Salvador quiere estar en el mapa de las empresas que buscan relocalizar sus operaciones, como parte de la estrategia de nearshoring, debe apostarle a preparar trabajadores en el rubro de tecnología para contar con mano de obra calificada.
Así lo afirma el experto Dale Rogers, profesor de la Arizona State University, en Estados Unidos, quien está en el país para disertar hoy en el foro sobre el “Nearshoring, oportunidad de inversión y crecimiento para El Salvador” que ha organizado la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador.
Rogers, quien trabaja en el departamento de Gestión de la Cadena de Suministro de dicha universidad, explica en entrevista con El Diario de Hoy que a raíz de las complicaciones que el mundo ha tenido con la cadena de suministros por la pandemia de covid-19, los países de Centroamérica tienen una gran oportunidad para aprovechar el nearshoring, pues muchas empresas estadounidenses que por más de 40 años se habían abastecido de mercados principalmente en Asia, ahora están diversificando las localidades de suministros.
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“Las grandes compañías están buscando diversidad geográfica y no solamente de suministros. La lección de la pandemia es que pueda que haya estrés (crisis) de suministros, pero hay que diversificar esos riesgos. Las empresas están buscando nuevos lugares donde pueden comprar sus productos y Centroamérica y El Salvador parecen posibles fuentes de ese tipo de manufactura”, agrega Rogers.
Y en ese contexto El Salvador puede ser una opción para nuevos mercados, más allá del sector textil que ya se ha abierto camino en Estados Unidos, su principal socio comercial.
Rogers opina que no está “emocionado” por lo que pueda aportar el rubro de textiles en la estrategia del nearshoring, pues no considera que sea “transformacional”, ya que son rubros que se pueden mover muy fácilmente.
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De hecho, el experto indica que en Centroamérica hay industrias muy importantes para las economías locales, pero sin un valor agregado muy alto y en su mayoría están basadas en las materias primas.
Más bien apunta que falta enfocarse en las altas tecnologías, pues hacen un aporte muy grande a la economía.
Y para estar en esos mercados es necesario invertir en un alto valor agregado: gente entrenada, como ingenieros en las áreas tecnológicas, por ejemplo.
“Sería genial para El Salvador concentrar esfuerzos y atraer un suministrador de tecnología, sea cual sea, pues son muchos diferentes niveles en la cadena de suministro. Se puede hacer una parte, no hay que pensar en traer una maquila enorme donde van a hacer productos terminados, sino en diferentes partes de las tecnologías y empezar por lo básico de la red de suministro e ir subiendo”, sugiere el especialista.
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Rogers destaca dos ventajas que puede tener El Salvador: su ubicación y la mano de obra.
Pero agrega que “para tener manufactura de alta tecnología hay que tomar esa mano de obra que tiene un espíritu de trabajo muy fuerte y entrenarlo”, por ejemplo en ensamblaje de computadoras o componentes de teléfonos.
En ese sentido, sugiere impulsar que más gente estudie carreras técnicas en las universidades y que haya más entrenamiento a nivel no universitario. “Porque solo así puede aprovechar la ubicación y la mano de obra calificada salvadoreña para avanzar en industrias más tecnológicas”, afirma.
“Es importante bajar el riesgo de hacer negocios en El Salvador”
Otra clave para que el país sea atractivo en la estrategia de nearshoring es que no haya factores que frenen o arriesguen las inversiones.
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“Lo más importante es bajar el riesgo de hacer negocios en El Salvador, bajar la fricción entre las empresas y el contexto salvadoreño, ya sea del gobierno pero especificamente con regulaciones que deben ser aplicadas de forma correcta”, señala Rogers.
Por ejemplo, menciona que China ha sido una economía muy regulada, pero hasta hace poco se aplicaban las normas de una forma que las empresas norteamericanas podían fácilmente trabajar con poca fricción con esas regulaciones; sin embargo, eso se ha cambiado en los últimos años.
Por ello, el experto resume que se necesita una fuerza de trabajo entrenado, pero en un contexto con regulaciones que se apliquen correctamente y se eviten arbitrariedades, además de los bajos costos.
“Porque los bajos costos no lo son todo, sirven para entrar al juego; pero no es la única cosa que determina una inversión internacional, (pues) está la fuerza laboral y la baja fricción”.
La Cámara de Comercio e Industria ha insistido en la revisión de la ley de arbitraje para que se ajuste a leyes internacionales, ya que eso puede ayudar a genear certeza en la aplicación de las normas legales.