En los últimos meses, y como parte de las consecuencias que trajo la pandemia por covid-19, la mayoría de países en el mundo se han sumergido en niveles muy altos de inflación, una situación que ha afectado fuertemente sus economías.
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Como un esfuerzo para evitar sus impactos, países como Estados Unidos decidieron subir sus tazas de interés como una medida que, en pocas palabras, encarecería el dinero líquido, algo que a su vez provocó los temores de una recesión.
¿Pero qué es peor?
Según expertos consultados en un artículo reciente de la BBC Mundo, el problema no es definir qué es peor entre esos dos fenómeno, sino más bien cuál de los dos controlar.
Si bien es cierto, que una recesión podría ser la consecuencia de las medidas antiinflación, "un país que quiere mantener su estabilidad macroeconómica, no puede permitirse una inflación elevada", afirma Carlos Martínez, un profesor de economía de España citado por la BBC.
En este caso, el analista sostiene que una recesión es un mal menor comparado con un constante nivel elevado de inflación, sobre todo, porque esta última es mas difícil de superar, como indica otro experto consultado por el mismo medio.
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En este caso, Benjamin Gedan, profesor de la Universidad Johns Hopkins, en EE.UU., afirma que más allá del frenazo económico que supone una recesión, una inflación también crea tensiones sociales, pues la población comienza a experimentar de peor manera el fenómeno y exige soluciones más inmediatas, según el artículo de la BBC.
Lo anterior porque una recesión puede controlarse sin llegar a una inflación, pero la inflación siempre desemboca en crisis, apunta.